Los asesores piden afinar las cuantías para que la actividad sea viable

Pese a la polvareda levantada por la última propuesta de José Luis Escrivá, los asesores consultados por este periódico indican que por el momento no está habiendo muchas consultas al respecto, aunque auguran que las habrá cuando se apruebe el nuevo sistema. Mientras tanto, consideran que la propuesta definitiva tendrá que salir fruto de la negociación y del acuerdo, porque entienden que el Gobierno ha lanzado «un globo sonda con la postura más dura», aunque creen que luego la moderará.

Iñaki Tapia, graduado social y experto en materia de Seguridad Social, deja claro que es bueno que los autónomos pasen a cotizar por sus ingresos reales, porque las pensiones se ajustarán más al nivel de vida que hayan podido mantener mientras estaban en activo y «no habrá sustos como ocurre ahora en algunos casos».

Dicho lo cual, cree que el Gobierno tendrá que afinar más su propuesta, porque señala que las cuotas no pueden ser un impedimento para la continuidad de la actividad; es decir, que no debería ponerla en riesgo. «Tendrá que haber un equilibrio entre el mantenimiento de la actividad y la rentabilidad del negocio, por un lado, y las aportaciones, por otro. Estas no pueden ser desmesuradas».

Tapia también apunta a otra cuestión que considera importante y es que, a su entender, tiene que haber una adecuación ágil de la base de cotización a la situación real del autónomo; es decir, que no se haga con mucho retraso porque podría cambiar la situación del cotizante de forma sustancial si hay un decalaje grande. Una cuestión que se ha puesto en evidencia con la pandemia.

Pablo Berriotxoa, asesor laboral, también considera que la propuesta se moderará y se inclina a pensar que el ministro Escrivá esperará a tener lista toda la normativa sobre prejubilaciones y pensiones para introducir en dicho paquete las cotizaciones de los autónomos. Y es que señala que es una de las patas que se quieren tocar, junto con la penalización de las prejubilaciones o el destope de las pensiones en el régimen general. «Es una parte de un todo, en el que se pretende aumentar los ingresos del sistema y reducir los gastos. Si no se toca por un lado se hará por otro».

Entiende que se establezca un periodo amplio para que se vaya aplicando de forma progresiva -Escrivá planteaba nueve años-, «ya que la Seguridad Social es como un trasatlántico que cuesta moverlo, por lo que se tienen que adoptar ya decisiones para que tengan efecto a medio plazo». De hecho, apunta que algunas de las medidas aprobadas en las reformas de las pensiones de 2010 y 2012 se están empezando a notar ahora.

Con todo, este experto jurídico considera asimismo que tiene que haber una adecuación de las cotizaciones a los ingresos reales y también a las pensiones que se vayan a percibir. En cualquier caso, Berriotxoa entiende que el ministro Escrivá es quien «va a cortar el bacalao».