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Los arrantzales se juegan buena parte del rendimiento de la temporada en estas semanas en las que el coronavirus ha trastocado todas las actividades. JOSÉ MARÍA FERNÁNDEZ

Los arrantzales, los héroes ocultos del mar, tratan de garantizar el abastecimiento

Advierten que se sumaría al cierre de bares y restaurantes, que ya se ha dejado notaren las ventas del sector

ALBERTO ECHALUCE

Sábado, 21 de marzo 2020, 06:59

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La pesca se juega gran parte del año en lo que puedan dar de sí estas semanas de alerta por la pandemia del coronavirus. Cientos de arrantzales han salido a la mar estos días para afrontar la campaña de verdel y otros tantos comercializadores han acudido a las lonjas para la compraventa de las especies. Y todos esos trabajadores que conforman esta inmensa cadena se exponen también cada día al Covid-19. No han existido contagios del virus entre la flota de arrantzales, pero la preocupación de todo el sector de bajura y altura vasco –cerca de 250 barcos– es si los precios se sostienen, a corto plazo, como para hacer rentable la actividad. Y es que ese pescado que acabamos de comprar en la plaza o en el supermercado, o aquél que se oferta en la pescadería, ha llegado procedente de las descargas de los barcos de Hondarribia, Pasaia, Getaria u Ondarroa. Y, por supuesto, no se pesca solo. No se descarga ni transporta fácilmente en estos tiempos en los que, además, han tenido que cumplir protocolos de seguridad. Y tampoco se subastan solos. Junto a ello, los arrantzales han tenido que cumplir medidas en los puertos y las lonjas en un ir y venir frenético de trabajadores con mascarillas y guantes, elementos de trabajo más que imprecindibles.

Kiko Marin, de la Organización de Productores de Ondarroa (OPPAO), señala que «nos hemos reunido con la Ertzaintza para abordar todos los aspectos de las descargas y ventas de pescado». Por ello, la imagen de los puertos ha sido muy distinta a la de otras fechas, aunque era imposible ver al ventero en la lonja de Ondarroa, cantar los precios de las especies a viva voz con la mascarilla puesta. Y para comprar los comercializadores han mantenido la distancia de seguridad.

Todo un problema añadido a los propios de esta profesión, considerada como una de las más duras y sacrificadas del mundo, donde ahora juegan otra serie de condicionantes como son la reacción del consumidor para asistir a los supermercados y a las pescaderías tras el estado de alerta.

Por ello, los armadores de Ondarroa también hablan de poner en marcha una campaña dirigida a los consumidores recordando que los productos pesqueros son parte de una dieta saludable, así como evidenciar que el empaquetado de los productos pesqueros no se asocie con la transmisión del coronavirus. «No nos planteamos parar, pero el lunes con la llegada de muchos barcos y mucho pescado nos podemos dar el batacazo si comprobamos un descenso de precios», afirma Marín.

Además, ahora la flota de bajura está inmersa en la campaña de verdel. «No conocemos casos de coronavirus, salvo en los pescadores de algún barco en Colindres (Cantabria). Nosotros hemos seguido con las faenas. No queda más remedio», comenta Eugenio Elduayen, presidente de las Cofradías de Gipuzkoa.

En principio, los arrantzales de bajura han comenzado con la pesca de verdel. En algunos días se ha registrado en Ondarroa la presencia de 60 barcos, con toda la concentración de hombres que ello conlleva, obligando a extremar más si cabe las medidas de seguridad para que nadie 'pescase'» el coronavirus. No han existido problemas con las ventas. «Este pescado se puede congelar y transportarlo después al punto de compra, sin problemas».

Pronto, la anchoa

Las capturas de verdel han sido «buenas», pese a que se dispone de una cuota muy baja. No obstante, los barcos de cerco han cubierto entre un 80% y un 90% de la cuota, con lo que para la próxima semana se espera que cesen en la campaña, para centrarse en la anchoa. Más dificultades han tenido los barcos de artes menores que suministran habitualmente de pescado variado a los restaurantes, ya que al permanecer estos cerrados los problemas de suministro serán más notables a medida que el estado de alerta prosiga.

Después, cuando comience la costera de la anchoa, existirán más problemas, según indica Elduayen. «Es un pescado que se vende mucho en fresco, pero si los consumidores tienen miedo de ir a las pescaderías todo va a ser más problemático».

Y se generaría un problema mayúsculo si para la flota y el mercado deja de abastecer de unas especies, imprescindibles para la dieta de muchas personas. ¿Parar? A muchos ni se les pasa por la cabeza. Supondría un problema no solo económico, sino también de suministro de pescado. Pero sí apelan a que el consumidor lo haga como viene haciéndolo de forma habitual. Un comercializador indica que «todo el pescado que iba a restauración se ha parado y muchos buques ya no están saliendo. Por el contrario, se está trayendo mas pescado de plaza. Digamos que hay menos movimiento de pescado 'caro'», explica.

«Medidas urgentes»

Las empresas pesqueras europeas no dibujan un escenario halagüeño con las repercusiones que puede traer la pandemia. Así, la patronal mayoritaria del sector, agrupada en la organización Europêche, ha pedido a la Comisión Europea (CE) medidas «urgentes y extraordinarias» para afrontar el impacto socioeconómico del Covid-19. Europêche –que integra a los armadores Cepesca– ha solicitado al comisario europeo de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevicius, que Bruselas actúe cuanto antes. Cepesca precisa, en un comunicado, que el sector «ya está registrando una importante reducción de la demanda de pescado, además de una caída notable de los precios en determinadas lonjas con flotas de bajura que, inevitablemente, llevarán al cese de las actividades pesqueras en algunas zonas».

En esta situación, el sector considera prioritario que el comisario «comunique, tanto a los Gobiernos como a la propia industria, los fondos y las ayudas financieras europeas a su disposición» para activar tales medidas extraordinarias. El presidente de Europeche, Javier Garat, se refiere « a las regulaciones de 'minimis' (ayudas exentas de notificación a Bruselas) o al Fondo Europeo Marítimo y Pesquero (FEMP)», como instrumentos para que se puedan conseguir ayudas. Según Cepesca, el actual FEMP no permite apoyos por paralización temporal debido a una crisis sanitaria o epidémica y «estas medidas deberían incluir la posibilidad de que los pescadores y los operadores de la UE reciban ayudas y compensaciones».

En este sentido, las empresas han solicitado al comisario la modificación del articulado del actual Fondo de la Pesca (FEMP) e incluir en él esta posibilidad, dado el caso de fuerza mayor que supone esta crisis. Por otro lado, Europêche ha trasladado al comisario la preocupación de los pescadores por su salud, bienestar personal y protección laboral. Por ello, «apremian a poner en marcha una campaña que ayude a las empresas pesqueras a resolver los problemas operacionales, comerciales y humanos que el sector ha comenzado a detectar y que augura que se agravarán en las próximas semanas». En este sentido, el principal escenario que dibujan es «el colapso de los precios de primera venta debido al cierre de restaurantes, turismo costero, centros educativos...».

Salario según capturas

La ETF, organización sindical paneuropea, muestra su preocupación por las pérdidas que están contrayendo los pescadores. El ETF representa a más de 5 millones de trabajadores del transporte de más de 200 sindicatos y 41 países europeos. También quiere llamar la atención sobre la difícil situación que enfrenta el sector. «Nuestra actividad genera importantes multiplicadores económicos, como el apoyo a las comunidades pesqueras, proveer a a los productores de alimentos y al sector de la hostelería con pescado sostenible».

Según los sindicatos, «nuestros miembros informan de que las descargas que realizan de pescado fresco y las ventas a restaurantes y mercados abiertos se cierran. A la mayoría de los pescadores asalariados se les paga con una parte de la captura, por lo que una suspensión de las actividades significa que no habrá ingresos. Incluso si en esta etapa es difícil establecer un calendario para la salida de esta crisis, se espera que para algunos segmentos del final de la pandemia puede corresponder con el inicio del periodo de descanso».

Mientras que los períodos de descanso son un método importante para la conservación de las poblaciones de peces que ha demostrado su eficacia, y un instrumento esencial para la gestión sostenible de la pesca, «su utilización para pescar podría agravar la situación de los trabajadores en el sector pesquero. Por ello, los sindicatos solicitan conceder apoyo durante el período de inactividad».

Muchas esperanzas puestas con la costera de la anchoa

Los arrantzales tienen muchas esperanzas depositadas en la campaña de la anchoa que se iniciará en los próximos días. No se puede olvidar que todos los estudios biológicos indican el buen estado del recurso. La campaña Juvena 2019 de AZTI sitúa en torno a las 114.000 toneladas la cantidad de anchoa menor a un año que habita en estos momentos en el Golfo de Bizkaia. Y, tras el inicio de la costera, la prioridad va ser contar con anchoa grande, ya que el tamaño pequeño de los ejemplares fue una constante en la pasada primavera. La concentración de oferta también fue otro factor determinante que condicionó el precio de la especie. Por esa razón, la flota cantábrica acordó reducir los topes de captura por barco y ajustar a tres los días de faena por semana. No obstante, el sector se muestra tranquilo. El pasado año, el precio medio se quedó en 1,80 euros y las cofradías vascas contabilizaron un total de 13.175 toneladas y facturaron más de 17 millones de euros.

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