A la espera del maná del TAV y el metro
F.S.
Domingo, 9 de abril 2017, 08:28
Las dos grandes infraestructuras que quedan por ejecutar en Gipuzkoa son el tren de alta velocidad y el Metro de Donostialdea. Ambas son esperadas como agua de mayo por las constructoras vascas, aunque siempre con la prevención, en especial en el caso del TAV, que depende de Adif, de que las licitaciones a la baja las expulsen del mercado.
El TAV tiene que afrontar el complejo nudo de Bergara, donde confluyen los ramales que unirán San Sebastián, Bilbao y Vitoria. Se estima que las obras arranquen en la primavera de 2018 y estén concluidas en 2022. No ha trascendido el coste pero el año pasado, cuando Adif analizaba la redifinición de este enlace, se indicó que podía rondar los 500 millones de euros. ¿Parte de esta inversión será captada por las constructoras vascas? Los precedentes no invitan al optimismo.
La lluvia de millones no acaba en el nudo señalado. Falta por adjudicar la entrada del TAV en las tres capitales vascas. En el caso de San Sebastián, la estación costará 90 millones de euros. Se encuentra en fase de redacción del proyecto constructivo y se espera que se inaugure a finales de 2019 o comienzos de 2020.
El Metro de Donostialdea también puede suponer un balón de oxígeno para las compañías vascas. La infraestructura cuenta con partida presupuestaria y plazo aproximado para que las máquinas comiencen la obra después del verano. Los presupuestos vascos de 2017 incluyen los primeros 4,7 millones de una inversión global que alcanza los 180 millones y que se repartirá a lo largo de los próximos cuatro años. Según el cronograma elaborado por el Ejecutivo, en 2018 la pasante se acelerará con una inversión de 28,7 millones. En 2019, serán 32,4 millones; al año siguiente, 50,6; y en 2021, se completará el trazado con 65,2 millones.
Reforma de Anoeta
Junto al TAV y el Metro, la obra civil se dinamizará con la reforma de Anoeta. Las distintas fases pasan por derribar y levantar primero el fondo sur (el del Velódromo), bajar la cota del terreno de juego y acercar las gradas laterales al césped y derribar y levantar el fondo norte, el de la avenida de Madrid. La Real abonará 36,7 millones de euros, el Gobierno Vasco aportará 10 y la Diputación pondrá 4. En estas cantidades se incluye la dirección de obra, la remodelación del Miniestadio para que pueda acoger pruebas de carácter internacional, la mejora de las instalaciones de Kirol Etxea, de la casa de cultura Ernest Lluch, la creación de 1.300 metros cuadrados para que el Gobierno Vasco pueda establecer las federaciones vasca. A su vez, se habilitarán 1.200 metros para que el Ayuntamiento fije sus sociedades y la mejora de las instalaciones de la Federación Guipuzcoana de Fútbol.
Otro proyecto que puede dar mucho juego es la reurbanización de 40.000 metros cuadrados de vías en desuso de la zona de la antigua Aduana de Irun, en pleno centro del municipio. Se trataría de la mayor regeneración urbana de Gipuzkoa, una aspiración histórica y que necesita el visto bueno del Ministerio de Fomento. El Ayuntamiento de Irun muestra un cauto optimismo, porque aprecian receptividad en el ministro Íñigo de la Serna y en el nuevo presidente de Adif, Juan Bravo. De hecho, el viernes de la semana pasada se mantuvo una reunión en el Ayuntamiento de Irun en la que Adif mostró su conformidad a liberar el citado espcio. En el encuentro estuvieron presentes el alcalde de la ciudad fronteriza, José Antonio Santano; el viceconsejero de Transportes, Antonio Aiz; la diputada foral de Movilidad, Marisol Garmendia y el presidente de Adif, Juan Bravo.