El Brexit y nosotros

CATEDRÁTICO DE ECONOMÍA APLICADA

PPLL

Viernes, 3 de junio 2016, 13:32

El coste mayor de tan largo tiempo de Gobierno en funciones recae sobre la política exterior de España. La acción diplomática se ha reducido a mínimos justo cuando los tres espacios clave para nuestra proyección internacional -Europa, América Latina y el norte de África- atraviesan situaciones cruciales, cuyo desenlace afectará con una u otra intensidad a los intereses españoles. A la cancelación de los viajes de Estado del Rey se ha sumado la falta de iniciativa ante los problemas que están zarandeando a la Unión Europea y a su frontera sur, y, todavía más llamativamente, la incomparecencia de nuestros más altos mandatarios contrasta con la presencia de Obama, Hollande y Renzi en La Habana y BuenosAires.

Publicidad

La ausencia de la dimensión internacional en los discursos de los políticos españoles en permanente campaña electoral revela, por lo demás, que la indiferencia -llamémosla así- es muy compartida por gobierno y oposición. Lo único que parece importar a nuestros líderes es lo doméstico y aún lo más cercano dentro de nuestras cuatro paredes, ignorando lo que desde fuera mediatizará nuestro campo de acción en todos los terrenos, también en el económico. El referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE aporta una prueba bien oportuna. Desde aquí se contempla distanciadamente lo que allí se está cociendo, considerándose tan sólo las consecuencias que un posible triunfo de los partidarios de la salida tendría sobre el conjunto del proyecto europeo.

Y, sin embargo, en tanto que Gran Bretaña es, desde hace decenios, el país donde España tiene concentrados más intereses económicos, los efectos del Brexit tienen para nosotros una muy especial relevancia. Así lo pone de manifiesto uno de los escasísimos estudios que han reparado en ello, el realizado por Serrano Sanz para el Círculo Cívico de Opinión («España y el riesgo del Brexit»), señalando los cinco ámbitos en que Gran Bretaña es el socio preferente de la economía española. Primero, el del turismo: los turistas británicos son los más numerosos y los que mayores ingresos aportan: entorno al 20 por ciento en uno y otro concepto.

La banca española y Gran Bretaña

Segundo, el de la exportación de servicios no turísticos: también es el Reino Unido el primer cliente de España, aunque en este caso, al estar menos concentrados los destinos, ahí únicamente se coloque el 9 por ciento del total de las ventas españolas. Tercero, el de la inversión directa de España en el exterior: Gran Bretaña es asimismo el principal destino en nuestra IED. Cuarto, el de la banca: los bancos españoles tienen comprometido en el mercado británico, como gran centro financiero mundial, una parte muy notable de sus operaciones foráneas; nada menos que un 32 por ciento de la exposición internacional de nuestras entidades financieras está concentrada ahí.

Y quinto, el del comercio de mercancías, donde la posición británica es importante aún sin ser tan exclusiva: en 2015 ha sido nuestro cuarto cliente y sexto proveedor, acumulando España en ese intercambio un notable superávit (como en los dos primeros renglones referidos). Nos concierne, pues, y mucho el resultado del referéndum británico. Si lo tenemos como ajeno es señal inequívoca de empobrecedor ensimismamiento.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad