La automoción, en crecimiento

El sector de automoción tiene un carácter estratégico en las sociedades modernas. Sus niveles de gestión, productividad, innovación, calidad o empleo son determinantes para valorar el desarrollo de las economías más avanzadas. Esta riqueza se distribuye en toda la cadena de valor, que pasa por constructores de vehículos, fabricantes de componentes, mecanizadores, troquelistas, fabricantes de máquina-herramienta, aceristas, etc... hasta desembocar en ingenierías, consultorías, centros de formación e, incluso, concesionarios, talleres de reparaciones o gasolineras.

Además es uno de los más estables que existen, con un crecimiento lineal a lo largo del tiempo, con excepción de 2009 cuando comenzó la crisis financiera. De hecho, el año pasado fue récord mundial de producción con 87 millones de vehículos y se espera sobrepasar los 100 millones en 2017. Pocas industrias pueden presentar unos datos tan estimulantes.

Mercados emergentes

Es verdad que este crecimiento se realiza fundamentalmente en mercados emergentes como Asia o Iberoamérica que quieren conseguir una presencia mundial en este sector y están invirtiendo mucho dinero y tecnología en conseguirlo, y eso nos obliga a prestar mucha atención a esas zonas geográficas y abrir plantas para surtir a nuestros clientes.

Si nos ceñimos a Europa, el sector tiene un gran peso en la economía europea, ya que representa el 6,9 de su PIB, con 12 millones de empleos directos e indirectos, siendo líder en inversión privada en I+D, con un 25% del gasto total, incluso por encima de la industria farmacéutica. Y si hablamos de España, somos el segundo fabricante de vehículos europeo y el octavo a nivel mundial, lo que también da una idea de su peso en nuestra economía (10% del PIB y 9% del empleo).

Pero, además, es uno de los sectores más exigentes en cuanto a la utilización de nuevos materiales, motores más eficientes y mayores exigencias de seguridad, a pesar de que el escándalo de Volkswagen pueda hacer pensar lo contrario. De hecho, Europa va por delante de Estados Unidos y Japón en muchas materias, entre ellas las medioambientales, y sus vehículos son muy valorados en todos los mercados.

Diversificación

En este escenario tan competitivo y dinámico, el sector vasco de automoción sigue apostando por una estrategia de globalización, buscando nuevos mercados emergentes con expectativas de crecimiento; de cooperación con instrumento de innovación, como bien demuestra el éxito del AIC-Automotive Intelligence Center; de diversificación de clientes/mercados/productos para no depender de las visicitudes de un solo cliente; y de gestión eficiente, adaptando los equipos a los cambios continuos que se están produciendo.

En definitiva, el sector de automoción sigue muy focalizado en aumentar el valor añadido de su trabajo sin dejar de observar el conjunto de los movimientos que la industria de automoción está realizando en distintas materias.