Las iniciativas del Gobierno contra el paro juvenil solo funcionan a medias en Euskadi

El Gobierno español aprovechó la celebración ayer del Día Internacional de la Juventud para remitir las estadísticas de jóvenes beneficiados de los programas de inserción laboral. En su cruzada para reducir las escandalosas tasas de paro juvenil que tiene el Estado, el Ministerio de Empleo apuntó ayer que los planes puestos en marcha en esta legislatura están beneficiando a día de hoy a 432.909 menores de 30 años. Estas medidas han contribuido a que desde noviembre de 2011 la cifra de jóvenes en desempleo se haya reducido un 30% en el conjunto del Estado. ¿Pero en toda España ha caido en la misma medida? Pues no, el País Vasco ha visto menguar esa estadística en un 16,7%, apenas la mitad que la media española.

En los últimos tres años y medio, según se puede observar en la evolución de las estadísticas del Servicio Vasco de Empleo, Euskadi ha pasado de contabilizar 28.873 menores de 30 años parados, a los 24.053 censados en este momento. Cerca de 5.000 desempleados jóvenes que han encontrado trabajo o han superado la treintena desde noviembre de 2011. Y eso que, según el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, las medidas de apoyo al empleo joven benefician a día de hoy en la Comunidad Autónoma Vasca a 17.401 personas -8.730 en Bizkaia, 6.450 en Gipuzkoa y 2.221 en Araba-.

Por su parte, las estadísticas del SEPE reflejan que durante el mismo periodo en el conjunto del estado se han pasado de contabilizar 997.988 jóvenes parados, a los 698.369 con los que se cerró el mes de julio. Casi 300.000 menos, o lo que es lo mismo, casi un tercio del problema 'resuelto'. Pero si las medidas han llegado a un porcentaje similar de jóvenes parados en Euskadi que en el resto del Estado, ¿por qué los resultados son tan distintos?

Tenemos que buscar la clave en las cifras de demandantes de empleo, unas marcas que en Euskadi no dejan de engordar y van camino de ser el verdadero quebradero de cabeza de esta salida de la crisis. Quizá el conformismo o la dificultad de encontrar otros empleos en el resto del Estado hace que cuando los jóvenes comienzan a trabajar -aunque sea en un empleo precario- salgan automáticamente de las listas del SEPE (antiguo INEM). Así lo demuestran las estadísticas. Desde noviembre de 2011 la cifra de jóvenes demandantes de empleo se ha reducido en mayor medida que la de parados. 309.653 menores de 30 años menos (-24,5%). Pero Lanbide no ha digerido de la misma manera ese efecto y lejos de ver reducirse el número de demandantes jóvenes, éstos han subido un 25% durante el mismo periodo de tiempo. Hay 10.394 jóvenes más que hace tres años y medio en busca de un empleo.