Subir a profesional pide demostrar más

Más allá de la victoria o de la derrota, que cayó del lado de Amiano y Sotil por 19-22, los protagonistas desaprovecharon la oportunidad de reivindicarse. Subir a profesional requiere demostrar más.

No puede limitarse al zurdazo que Amiano mandó poderoso a botar al nueve, al juego revoltoso pero carente de eficacia rematadora de Apezetxea o a la calidad que se adivina en los brazos interminables de Landa, de momento proyecto de gran zaguero. Cuajó Sotil una actuación seria, pero le faltó protagonismo en el juego. El marcador se movió más por la aportación o el demérito de los otros tres pelotaris.

Un inicio fulgurante del menor de los Amiano, combinado con el desacierto de una pareja que no hizo honor a la vitoria de favorita con la que partía, provocó una brecha enorme en el marcador. Apenas habían transcurrido dieciocho minutos de juego, llevaban solo 108 pelotazos a buena y el marcador indicaba un 3-16. «Final rota», pensó la mayoría de los espectadores.

No fue así. Sin alardes, más por el propio peso del peloteo, Apezetxea y Landa recortaron la desventaja y provocaron las primeras dudas en Amiano, cuyas lagunas defensivas comenzaron a aflorar. Los colorados se aproximaron a cinco tantos, 11-16, luego a cuatro, 15-19, y la amenaza de remontada se multiplicó cuando se pusieron a dos, 19-21. Errores propios y las enormes dificultades de Apezetxea para trasladar al marcador la superioridad de Landa en el peloteo impidieron culminar la reacción.

Enara Gaminde fue de lo más destacado de la tarde. Saques bien dirigidos, pegada de derecha y habilidad con la dos paredes desarbolaron 22-9 a Goiuri Zabaleta en la final del cuatro y medio.