El derechazo de Zabaleta casi llega de pared a pared

El momento cumbre de José Javier Zabaleta ayer en el Labrit llegó en el 15-2. Pelota a placer en el cuadro dos, prepara su derecha, suelta el latigazo, Axier Arteaga ve pasar el proyectil por encima de su cabeza y solo falta comprobar un detalle: ¿llegará al rebote sin botar antes en el suelo? Le faltó metro y medio para conseguir la hazaña, lo nunca visto en partido oficial, si bien lo ha conseguido en algún entrenamiento. ¿Demasiado material? Demasiado brazo.

El zaguero campeón del Parejas regresó al Manomanista de Primera con una actuación sobresaliente ante un Arteaga II que, una vez reconocida la superioridad del vencedor, se mostró punzante consigo mismo. «No he hecho mi trabajo. Es momento para ser autocrítico. Hay que cambiar algo». El 22-2 ante Zabaleta se une al 22-2 frente a Artola de la estéril previa de Baiko. Cuatro tantos en dos partidos duelen.

Sin recurrir apenas al juego de aire, Zabaleta desplegó virtudes del juego clásico en el mano a mano. El primer saque le correspondió al lasartearra y la decisión del pelotari de Aspe de restar a bote fue una declaración de intenciones. Apuesta por sus puntos fuertes e irá con ellos hasta donde llegue. Las dificultades aumentarán, por supuesto, cuando el contrario tenga mayor pegada y enjundia, y le obligue a moverse, algo que no ocurrió esta vez.

Dudo de que en este Manomanista nadie saque mejor que Zabaleta, autor de nueve tantos con el primer disparo. Como si de un especialista se tratara, bota en carrera antes del cuatro y medio, lleva la pelota al tres y medio, y zas a dos metros de la chapa.

Hasta bien avanzada la eliminatoria atormentó al lasartearra con sus misiles cruzados a la pared izquierda. Asumió culpas Arteaga II. «Mis entrenamientos han sido contra delanteros y siempre había restado de aire. Si me hubiera colocado atrás desde el principio, me habría metido menos tantos de saque». También le funcionó al de Etxarren la dejada, que le proporcionó seis tantos, incluido uno de zurda.

El único contratiempo de la tarde para el ganador fueron las molestias en el muslo derecho. «Las he notado en el primer tanto», reconoció. Se lo comunicó en el 4-0 al doctor José María Urrutia, que tras el 6-1 le acompañó al vestuario para aplicarle un vendaje. No lo acusó. Finalizado el encuentro, le aplicaron hielo en la zona dolorida. Los pelotazales quieren verle de nuevo y esperan que no le impidan enfrentarse a Darío en cuartos de final, el próximo domingo en el Atano III de Donostia.