Elordi se interpone entre Altuna III y las leyendas

La presencia de Altuna III y Elordi confirma que no existe un solo camino para llegar a la cúspide. El amezketarra, precoz. apenas tardó unos meses en codearse tanto por parejas como dentro del cuatro y medio con los mejores pelotaris de la generación anterior. A los 22 años disputaba su primera final del Manomanista.

El de Mallabia, de la misma edad (27 años) y hornada que su rival, ha dibujado una trayectoria ascendente desde la antigua tercera a primera, pasando por una segunda imprescindible para la mayoría, excepción hecha de unos elegidos. Los dos senderos, costosos, son igual de válidos. La cuestión es llegar al destino.

Elordi no tuvo la oportunidad de codearse con Titín, Olaizola II y Martínez de Irujo, premio que su temprana irrupción concedió a un Altuna III enfrentado a oponentes de leyenda en sus inicios y al que tampoco después le han faltado contrarios de enjundia. Desaparecen unos y llegan otros.

Jokin Altuna juega su cuarta final del Manomanista contra un rival distinto a los tres anteriores. Empezó contra Aimar Olaizola en 2018, siguió frente a Erik Jaka en 2020, iba a medirse a Iñaki Artola en 2021 pero se lesionó el de Alegia y se encontró con Beñat Rezusta. Tras la eliminación a manos de Unai Laso en semifinales el pasado año, el amezketarra vuelve con fuerzas renovadas, poseedor ya de la triple corona –vencedor las tres grandes competiciones– y sediento de volver a subir a lo más alto del podio, algo que no consigue desde el Campeonato de Parejas de 2022, hace catorce meses. Tampoco ha transcurrido tanto tiempo.

Elordi llega a su primera final manomanista subido a una larga ola que parecía culminar con la consecución del título del Campeonato de Parejas junto a Zabaleta. La baja de última hora de Rezusta le permitió subirse de nuevo a ella para disputar un Manomanista que no entraba en los planes de su empresa, Aspe, ni en los suyos propios.

Afronta Altuna III a los 27 años su duodécima final entre Manomanista (4), Parejas (1) y Cuatro y Medio (7). Ayuda a comprender la dimensión de este número la comparación con lo que habían logrado a esa misma edad dos pelotaris de la envergadura de Martínez de Irujo y Olaizola II. El de Ibero presentaba diez finales repartidas así: Manomanista (4), Parejas (4) y Cuatro y Medio (2). Dos menos de las que lleva Altuna. Sumaba nueve Aimar: Manomanista (4), Parejas (2) y Cuatro y Medio (3). Tres menos.

Irujo cumplió 28 años con siete txapelas, tres del Manomanista, tres del Parejas y una del Cuatro y Medio. Olaizola II cruzó ese linde con dos, una y tres, respectivamente, seis en total. Altuna guarda de momento en su casa otras seis, dos mano a mano en toda la cancha (2018 y 2021), la cosechada al lado de Martija (2022) y tres dentro de la jaula (2017, 2020 y 2021).

Olaizola II e Irujo no se conformaron con lo cosechado hasta los 27 años y exhibieron la virtud de prolongar su carrera. El de Goizueta acumuló 26 finales a la conclusión de su recorrido, tres más de las 23 de Irujo.

Las lesiones han respetado hasta el momento al amezketarra, quien no se ha visto obligado a alejarse de las canchas en periodos más largos que un mes. No se ha saltado ningun gran campeonato.

La alargada sombra de las dos leyendas que marcaron las dos primeras décadas del siglo XXI amenaza con subestimar lo que ha llegado después. La tentación de creer que nada de lo posterior será mejor se apodera de algunos. Altuna III se encarga semana a semana de contradecir esa opinión. Su polivalencia, su capacidad para adaptarse a las tres modalidades, sobre todo a un mano a mano en toda la cancha que parecía inaccesible para sus condiciones, y una regularidad sin altibajos le sitúan en una carrera a distancia de la que posiblemente ni él mismo sea consciente. Porque Jokin no piensa en Irujo y Olaizola II, sino en el Aitor que se le interpone con las leyendas.