Aitor Elordi, en el balcón del ayuntamiento de Mallabia, con el pueblo al fondo. FELIX MORQUECHO

Finalista del Manomanista

Aitor Elordi: «Nadie pensaba que podía llegar a una final del Manomanista, ni entraba en mis esquemas»

El de Mallabia, revelación de la temporada, admite que «ahora mismo voy como encima de una ola, pero a la vez con los pies en el suelo»

Joseba Lezeta

San Sebastián

Miércoles, 24 de mayo 2023, 02:00

Aitor Elordi (Mallabia, 27 años) es el claro ejemplo de pelotari hecho a sí mismo. «Nadie pensaba que podía llegar a una final del ... Manomanista. Tampoco entraba en mis esquemas». Transmite semejante tranquilidad que ya es peligroso solo por eso. Si encima atraviesa un momento dulce de juego, está claro que Jokin Altuna encontrará a un rival de entidad el domingo 4 de junio en el Bizkaia de Bilbao.

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– Si en 2022 alguien le dice que un año después iba a jugar la final del Manomanista, ¿qué le habría contestado?

– No sé lo que me habría salido. En ese momento no entraba en mis planes, pero he evolucionado poco a poco, cada vez con mayores objetivos, y nos encontramos en este punto.

– ¿Cuánto tiempo pasó en los terceros partidos?

– Bastantes años. No sé si fueron dos, tres o cuatro. Me costó un poquito. A base de trabajo he progresado. Pasé de vez en cuando a que me programaran en los primeros partidos. Fui subiendo de nivel.

– ¿Llega a desmoralizarse uno cuando ve que no progresa con la rapidez esperada?

– En enero cumpliré ocho años de profesional y he pasado de todo. Por eso mismo estoy disfrutando y valorando más este momento. Llegas a desmoralizarte. Por supuesto. Es lo más normal del mundo. Te haces una idea en la cabeza y chocas con la realidad. Te marcas objetivos. Quería amoldarme a la categoría a la que me enfrentaba. Me costó un poco más de lo que me habría gustado. A su vez, gracias a ello me he hecho un pelotari psicológicamente fuerte. Eso me ha ayudado en lo que ha venido ahora.

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«He jugado partidos a 16 y me atrevería a decir que alguno a menos tantos; si he llegado hasta aquí es porque me lo he currado»

Repescado

«Sentí más pereza que ilusión cuando me dijeron que sustituía a Rezusta en el Manomanista; cambié de chip en la presentación»

– Salta a la cancha y ve que el partido es a 16 tantos en lugar de a 22. ¿Qué se siente?

– Muchos de esos partidos se me olvidan, pero seguro que he jugado a 16. Y me atrevería a decir que alguno que otro a algún tanto menos. Cuanto antes lo asimiles y dejes de dar importancia a las cosas que no debes, empiezan a salir bien. La época en la que más sufrí fue cuando mayor presión me metía a mí mismo. En cambio, cuando me dije no tienes nada que perder y no pasa nada si no me renuevan, comencé a disfrutar. Eso sí, a base de trabajo y de no tirar la toalla. Nadie me ha regalado nada y si he llegado a este punto es porque me lo he currado.

– ¿Tan cerca estuvo de no renovar con Aspe?

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– Por lo que me decían quienes tenía alrededor, la empresa ya había tomado la decisión de no renovarme. Eso fue en 2018, si no recuerdo mal. Los últimos meses de contrato vieron que había dado un salto y el propio jefe me admitió que les había sorprendido y que me iban a dar otra oportunidad por el salto que había dado.

– ¿Quiénes eran los rivales más difíciles en aquella época?

– Me peleaba con Andoni Ugalde. Yo sabía que si yo iba a la calle, se quedaba él. O a la inversa. No le renovaron. Aitor Mendizabal también fue un contrario duro. Jugaba muchos partidos con nosotros, pero su nivel era superior. También me enfrentaba a menudo a Darío. Éramos varios pelotaris dando vueltas.

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– ¿A qué se habría dedicado si no le hubieran renovado el contrato en 2018? Tenía 22 años.

– Buah... No sé contestar esa pregunta. Como la mayoría, me habría tomado un tiempo. Practicas la pelota desde pequeño, tienes la oportunidad de tu vida y se te rompen los esquemas. Pasas de ver cumplido un sueño a estar en la calle. Se te cae el mundo encima. Hasta superar ese dolor o ese fracaso habría dejado de jugar. Pero el tiempo lo cura todo y habría vuelto como pelotari aficionado.

Rivalidad y amistad

«En la final, como mínimo quiero apretar a Altuna y como máximo, ganarle; fuera de la cancha somos amigos íntimos»

– Tiene estudios...

– Un grado superior de Mecatrónica y otro de Robótica. Los hice en Markina.

– ¿Su primer estelar?

– Ha tardado en llegar. Cuando Oier Etxeberria y yo ganamos el Promoción de Parejas en 2019 el Ayuntamiento de Mallabia nos dedicó un pequeño homenaje en el que jugué con Martija, mientras que Irribarria acompañó a Oier. Un estelar entre comillas. Por lo demás, el primero o uno de los primeros fue el pasado verano en Sopela el día que Ezkurdia y Peio Etxeberria disputaron la semifinal del Torneo San Fermín del cuatro y medio: Elordi-Zabaleta contra Elezkano-Martija.

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– ¿Le reconocen más en la calle?

– Lo he notado un poquito. Aparte de la gente que ve nuestros partidos de pelota, salimos en el Teleberri y crece el abanico para que la gente te conozca. Te miran, te reconocen...

– En un principio no iba a disputar al Manomanista. ¿Dónde estaba cuando recibió la llamada de que iba a jugar en lugar de Beñat Rezusta?

– En casa, sin superar todavía la resaca de la juerga de la víspera tras la consecución de la txapela del Parejas. Fue un martes a la mañana, a las once. Me llamó Apezetxea para explicármelo. Aunque había dudas con Rezusta, la empresa ya me había comunicado que no iba a jugar porque no había tiempo para organizar una previa. Lo tenía asumido.

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– ¿Dudó?

– No, pero es verdad que en ese momento tampoco me hizo mucha ilusión. Venía de un Cuatro y Medio largo y de cuatro meses de Campeonato de Parejas en el que había logrado lo máximo. Y a los tres días empezaba otro campeonato, nada menos que el Manomanista, exigente. En ese primer momento sentí más pereza que ilusión. Pero al día siguiente, en la presentación, cambié de chip. Me dije que no tenía nada que perder, que hasta entonces había cumplido con todo lo que estaba en mi mano. Salí con esa mentalidad y todo ha ido redondo.

– ¿Le molestó que la empresa no contara con usted?

– Podía haberme sentado mal porque venía de ser tercero en el Cuatro y Medio y de quedar campeón en el Parejas. Eso me podía dar pie a exigir un sitio. Pero al no entrar en mis planes, me lo tomé con buen talante.

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– ¿Acudió sin ningún entrenamiento a la eliminatoria contra Mikel Urrutikoetxea?

– Era un viernes y me presenté sin tocar la pelota desde la final del Parejas, que fue el domingo anterior. Ni me puse los tacos esos cuatro días. Intenté recuperar la frescura mental y física. Sabía que estaba bien de juego y sin pero alguno con las manos.

– ¿Cuántos entrenamientos con sparring ha completado?

– No me he obsesionado con eso. Si intentas recuperar lo que no has podido hacer por falta de tiempo, eso no trae nada bueno. No consigues nada con las prisas. He confiado en mis sensaciones y en tener tres o cuatro detalles claros para el mano a mano. Entrar en la liguilla te da margen para las manos, para ensayar y también para la cuestión física.

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– Posee un estilo propio para el mano a mano en toda la cancha y las ideas claras.

– Sé cuáles son mis armas. Pero hay rachas en las que, a pesar de tener las ideas claras en la cabeza, no puedes ponerlas en práctica. Y otras en las que, como yo ahora, donde pones el ojo pones la pelota. Hasta los detalles tontos caen a tu favor.

– ¿Qué supone la final?

– Es un premio. Como al principio me costó tanto, parece que la gente no me veía capaz de llegar a este nivel. Yo mismo he sido consciente de mis limitaciones mano a mano. Nadie pensaba que podía llegar a una final del Manomanista. Tampoco entraba en mis esquemas. Ahora mismo voy como encima de una ola, pero con los pies en el suelo.

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– En la final vuelve a encontrarse con Altuna, a quien ha puesto en aprietos un par de veces.

– Cuando más le apreté fue en este campeonato, en Eibar. Saldré con la misma mentalidad de aquel día. Soy consciente de que Altuna III es muy competitivo. También yo. Somos amigos íntimos fuera de la cancha, pero dentro cada uno lucha por sus oportunidades. Jokin lo está haciendo muy bien y sé que quiere ser el mejor, el 'number one'. En la final, como mínimo quiero apretarle y como máximo, ganarle.

– Aquel partido le da esperanzas de victoria.

– Aparte de darme esperanza, creo que también da otro morbo a la final. De no mediar ese encuentro, estaríamos de nuevo en que en un Altuna-Elordi no hay final, 22-5 y todos a casa. Se ha visto que hay posibilidades de ver un buen partido. Eso es bueno para la pelota.

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