Canabal y Arbizu presentan su tarjeta de visita a las txapelas

La eliminatoria tuvo dos partes bien diferenciadas. En la primera, el zaguero de Etxarri mandó sobre la cancha. Su inicio fue espectacular. Lo aprovechó Canabal para entrar al remate (6-0). Pero a partir de ese momento, otro navarro, Aldave decidió que había llegado el momento de entrar en juego. Endureció el partido y permitió que el arrasatearra Murua desplegara su juego de ataque. Cambió la decoración y los a la postre perdedores tomaron la iniciativa en el marcador (10-11).

Cuando recuperó el saque, Canabal se fue al cestaño y puso en liza una pelota más exigente que se le atragantó a Aldave. El zaguero de Igantzi encajó dos saques consecutivos y dejó de poner en el frontis otras tres pelotas. Del 11-11 se pasó al 16-11. Ahí se rompió el partido. Aldave acusó el cansancio en el tramo final, se vino abajo. Trabajó mucho y llevó el peso de la pareja en el peloteo. Murua firmó ganchos bonitos, pero fueron insuficientes.

Canabal no tiene posturas bonitas, pero es muy efectivo. Se apuntó una docena de tantos y solo cometió un error, en el 20-14, una volea que hizo sonar la chismosa. Arbizu destacó por su despliegue físico. Estuvo en todos sitios y gustó su defensa de volea con la derecha, aunque con la zurda sufre.

En promesas, Ariztegi y Mikel Etxeberria, para quienes también era su debut en el campeonato, solventaron la papeleta sin excesivos problemas. El zaguero de Albiztur fue claramente superior a Garmendia. El zurdo lazkaotarra estuvo blando en el peloteo y permitió que su rival en los cuadros largos pusiera muy atrás la pelota. Urigoitia le hizo daño a bote con la derecha, pero siempre entró de lejos. Ariztegi estuvo correcto, práctico. Cometió pocos fallos y defendió su sitio a base de darle velocidad a la pelota.