Joseba Ezkurdia devuelve el rebote de Iker Irribarria

Continúa el tanto, Irribarria lanza una jugada al txoko y el propio Ezkurdia viene como un rayo en un sprint de 30 metros, se lanza en plancha y lleva la pelota al frontis al primer bote. Inaudito. El de Arama culmina por fin el tanto y lo celebra con una sonrisa mientras Ezkurdia opta por sentarse en el pequeño muro que separa la contracancha de la primera fila de butacas. Los pelotazales le aplauden y cuando el héroe del tanto toma rumbo al set de descanso prolongan la ovación.

Fue el momento cumbre de un entretenido, bien jugado y emocionante estelar de Martes de Pentecostés en Bergara. Ganaron Irribarria y el local Rezusta 21-22 después de ir rezagados 18-14, adelantarse 19-21 y verse de nuevo alcanzados 21-21. Resolvió el zurdo de Arama con un gancho certero el último tanto, de 42 pelotazos, colofón al inicio posvacacional de los pelotaris y al periodo de relevo de las competiciones oficiales de una temporada a la que le falta el verano. Aunque no hayamos cambiado de estación, junio es otra historia.

Joseba Ezkurdia regresó a casa con una derrota después de tener cerca el triunfo. Pero le acompaña la satisfacción del deber cumplido y de comprobar que su bajo rendimiento en la final manomanista fue producto de una mala tarde. Porque en Bergara rayó a un nivel alto, muy alto. Movió la pelota, hizo daño con la volea, firmó trece tantos de jugada, obligó a los contrarios... Le sobraron su único error en todo el partido, en el inoportuno 19-21, y los fallos iniciales de Martija, menos seguro que de costumbre.

Tomó el timón del juego Ezkurdia y condujo el barco hasta el 18-14, prometedor para sus intereses. Quedaba singladura por delante. Un entonado Irribarria y un Rezusta discontinuo a la hora de gozar relevaron al de Arbizu en las labores de patrón, le apartaron de la ecuación y atacaron atrás. El de Arama encontró pelota para rematar y acertó más que al comienzo. Remontaron a tiempo.