El frontón Bizkaia de Bilbao cumple diez años

Impulsado por la Diputación de Bizkaia, el edificio costó alrededor de 24,4 millones de euros. Curiosamente, la pared del frontis es de piedra caliza procedente de una cantera guipuzcoana de Deba, de Lastur. Y el exterior se recubrió de pizarra negra natural llevada de Beasain.

Olaetxea y Albisu, participantes entonces en el Campeonato Promoción de Parejas, ganaron 22-19 a Idoate y Ladis Galarza en el primer partido disputado sobre aquella cancha. A continuación, dentro de la liguilla de semifinales de Primera, Martínez de Irujo y un sensacional Merino II pudieron 22-12 con Olaizola II y Begino. Solo tres de aquellos ocho pelotaris, Olaizola II, Albisu y Ladis Galarza, continúan en activo en las filas de Baiko y Aspe. Idoate es en la actualidad comentarista de televisión.

La construcción del Bizkaia, que unos días antes de esa inauguración, el 5 de marzo, vivió su puesta de largo institucional, supuso un cambio sustancial en la dinámica de la mano profesional, sobre todo en cuestión de finales. Hasta el punto de que Bilbao ha reducido prácticamente a la nada la presencia de Donostia y Vitoria en el calendario de las grandes citas del calendario.

Dos años antes de aquella inauguración, en 2009, el Atano III de San Sebastián albergó las tres finales de campeonatos oficiales: Parejas, Manomanista y Cuatro y Medio. La siguiente temporada, 2010, el reparto fue el siguiente: dos en el Ogueta de Vitoria -Parejas y Manomanista- y una en Donostia -Cuatro y Medio-.

Desde la puesta en marcha del Bizkaia, el Atano III ha albergado una sola final de las competiciones de Primera organizadas por la Liga de Empresas de Pelota a Mano (LEP.M), la del Manomanista de 2014, ganada por Juan Martínez de Irujo a Julen Retegi. Porque Bilbao se ha llevado veinticuatro de las treinta finales disputadas desde 2011 a 2020: nueve del Manomanista, las diez del Parejas y cinco del Cuatro y Medio.

En noviembre de 2010, pocos meses antes de la puesta en marcha del Bizkaia, el Ayuntamiento de Donostia sustituyó parte de los asientos del Atano III por los traídos del Carmelo Balda. En julio de 2013, el histórico recinto de la capital guipuzcoana celebró el 50 aniversario de su apertura con una fiesta preciosa que reunió a la mayoría de los pelotaris que ganaron la txapela manomanista sobre su cancha. También se han llevado a cabo diversas reformas de acondicionamiento de la instalación.

Sin embargo, el Atano III perdió la estela de las finales. Su aforo algo superior a los 1.600 espectadores queda lejos de los 3.000 del Bizkaia, cifra similar a la del Navarra Arena de Pamplona, inaugurado en 2018. Entran la mitad de espectadores.

También es cierto que el frontón Bizkaia, tras el tirón inicial, no ha calado por completo. Sus grandes dimensiones crean un efecto triste de vacío cuando acuden 400 o 500 espectadores al recinto. Nada que ver con la caldera de las finales. Aunque la pelota ha sido su principal actividad, el herri kirolak, el boxeo y otros eventos han encontrado cobijo en él.

Mientras Bilbao, dentro de sus dificultades, ha ganado peso indudable en la pelota, Donostia lo ha perdido. El Atano III se quedó atrás y no reduce la distancia perdida. Su alejamiento de la mano profesional es anterior a la irrupción de la pandemia y exige un replanteamiento de las autoridades. No todo son recintos de 3.000 espectadores, número posiblemente excesivo para la actividad semanal, pero es fundamental modernizar una instalación vetusta, adecuarla a la tercera década del siglo XXI, invertir dentro de unos límites razonables y apostar por ella como se ha hecho con otras actividades. Bilbao no muestra quizá el camino ideal, pero ha dejado claro cuál es inviable a estas alturas de la película.