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Y Bakaikoa salió sacudiéndose el polvo
El de Etxarri-Aranatz sobrevive en Lekunberri tras empezar perdiendo 4-13 y remontar un 17-21 ante un Zabala que se vino abajo en el tramo final
Como en los mejores westerns, Joanes Bakaikoa abandonó la cancha del Jaian Jai de Lekunberri sacudiéndose el polvo de su ropa después de que Zabala ... le hubiera tenido sometido durante prácticamente todo el partido. Si en algún momento le dio por muerto, se equivocó porque el de Etxarri-Aranatz es como ese malo de película al que tienes que matar varias veces antes de darlo por muerto. Siempre vuelve. Ayer lo hizo tras comenzar perdiendo 4-13, después de que en el 15-19 los jueces le dieran por mala una pelota que no lo era y de que su rival tuviera un 17-21 a favor que no supo aprovechar porque del Zabala que ganaba 4-13 al que se marchó al vestuario a la carrera medió un abismo. Otra vez los fantasmas que se le aparecieron en la final del Torneo San Fermín ante Peña II, los mismos que merodearon Soria el pasado sábado en su duelo ante Darío. La respuesta quizás esté en sus manos, aunque su padre, a la sazón su botillero, le preguntó varias veces durante el partido por el estado de las mismas, sobre todo por la derecha, y el logroñés le dijo siempre que todo iba bien.
El Zabala que comenzó el partido volvió a ser ese delantero imponente, capaz de terminar el tanto en cualquier postura y que imprime tal velocidad y ritmo al partido que cuesta seguirle. De hecho no lo hizo ni Bakaikoa, un agonista de primera categoría que en tres de los cinco primeros tantos llevó el peloteo por encima de los 15 pelotazos y que en los 13 tantos siguientes solo lo hizo una vez. El riojano le tuvo de recadero en la primera parte y a la mínima oportunidad de la que dispuso aprovechó para rematar y terminar el tanto. La dos paredes que significó el 4-13 fue su punto álgido.
A partir de ahí Zabala fue bajando progresivamente de revoluciones porque si algo tiene Bakaikoa es que no regala ni la hora. Aún sin ser brillante, el navarro fue sumando puntos como la hormiga que va guardando comida para el invierno y tanto a tanto comenzó a comerle terreno hasta ponerse a tres tantos (13-16).
Bakaikoa
22
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21
Zabala
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Tiempo de juego: 55 minutos y 45 segundos.
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Pelotazos a buena: 314.
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Tantos de saque: Bakaikoa, 5. Zabala, 2.
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Faltas de saque: Bakaikoa, 0. Zabala, 1.
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Pasas del cuatro y medio: Bakaikoa, 0. Zabala, 0.
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Tantos en juego: Bakaikoa, 13. Zabala, 14.
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Tantos perdidos: Bakaikoa, 5. Zabala, 3.
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Marcador: 0-2, 1-2, 1-9, 4-9, 4-13, 6-13, 6-14, 10-14, 10-15, 11-15, 11-16, 13-16, 13-19, 15-19, 15-20, 17-20, 17-21 y 22-21.
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Tantos de diez o más pelotazos: Doc (seis de Bakaikoa y seis de Zabala).
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Momios de salida: 100 a 50 a favor de Zabala.
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Botilleros: Josu Igoa se encargó de dirigir a Joanes Bakaikoa, mientras que Javier Zabala estuvo junto a su hijo.
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Incidencias: Frontón Jaian Jai de Lekunberri. Casi lleno. Alrededor de 500 espectadores. En el Serie B Amiano se impuso a Eskiroz por 22-16 en un partido de algo menos de 46 minutos y 227 pelotazos.
Pareció recuperarse Zabala con un gancho, una bonita cortada al ancho y un besagain poderoso (13-19), pero Bakaikoa había olido sangre. Recuperó el saque tras un intercambio de 22 pelotazos y una cortada al ancho y con una dejada estrechó nuevamente el marcador (15-19).
Error del juez
En el siguiente tanto, jugado a un ritmo endiablado, Bakaikoa buscó el ancho, pero el juez cantó mala (15-20). El navarro negó con su dedo con una sonrisa irónica. Tenía razón.
Esa injusta decisión podía haberle sacado del partido pero no lo hizo porque Bakaikoa siempre vuelve. Una pelota a la chapa de Zabala y otra dejada del etxarriarra en una acción de saque-remate aumentó la incertidumbre (17-20).
Los fantasmas del riojano ya habían tomado asiento en las pocas butacas libres del Jaian Jai y, aunque pareció ahuyentarlos con un precioso gancho que le puso a las puertas de la victoria (17-21), Bakaikoa volvió a sobreponerse para asestarle el golpe definitivo.
Primero con un gancho y luego con tres tantos de saque consecutivos (21-21). Zabala devolvió el último, pero su resto fue deficiente y el navarro le remató con una dejada que el logroñés, lanzándose al suelo, no pudo devolver. Bakaikoa apretó los puños y lanzó un gritó antes de irse del frontón sacudiéndose el polvo.
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