José Javier Zabaleta: «Día sin entreno, día que el rival se hace más fuerte»

- Vaya pedazo de trofeo se llevó a casa.

- Mi abuelo justo me ha preguntado si alguna vez me habían dado alguno tan grande. La copa es bastante maja. Ahora mismo no sé decir si es la más grande que he ganado hasta el día de hoy.

- ¿Cómo lo celebró?

- En casa con la familia. Es una pena no celebrar estos momentos tan bonitos y de tanta emoción con los amigos y con todos los que quieres. Preparadores físicos, compañeros de entrenamiento...

- ¿Tuvo recibimiento en Etxarren?

- Cuando llegué con el coche a las nueve y pico de la noche estaba la gente del pueblo esperándome con una pancarta. Es bonito ver a la gente con la que coincides a diario. Si en total somos 100 habitantes, no sé cuántos habría. Es difícil que se junten todos porque la gente tiene cosas que hacer, pero había bastantes. Les estoy agradecido a los que estaban y a quienes no pudieron estar y me animan siempre.

- ¿Durmió en casa la txapela?

- Sí, al lado de las otras dos. Y las tres se quedarán allí.

- Llamaron la atención sus llantos tras la victoria.

- Fue un momento muy especial. Ya en los anteriores títulos me acordé de mi prima, de mi padre, que ya no están entre nosotros. Todo lo que hago es por ellos. Ni levanté los brazos y me salió así. No lo puedes evitar.

- Usted no es muy expresivo por norma general.

- No soy de los que saca el brazo como otros compañeros. Prefiero ponerme contento de otra manera, más por dentro.

- ¿Ha liberado tensión?

- Ha sido mucho tiempo peleando por ganar un Campeonato como este. Lo conseguí con Ezkurdia en 2018. Con Irribarria nos quedamos a las puertas, a tres tantos, en aquella final. El año pasado con Jaka no nos acompañó la suerte y no estuvimos a la altura debida en la liguilla de semifinales. Con la pandemia se nos desencajó todo. Llevo unos años entrenando para conseguir cosas y cuando lo alcanzas te sientes contento.

- ¿Su peor momento en el Campeonato?

- Las manos no han estado siempre al cien por cien. Intentas mejorar con masajistas, con retoques en los tacos. Hay partidos en los que toca sufrir un poco. En cuanto a resultados, hace dos semanas regresé del Labrit a casa disgustado. Quería llegar a la final con buenas sensaciones y no pudo ser.

- ¿Qué es lo que más le ha costado?

- Hay días que te sientes cansado. Pero si quieres la txapela no queda otra que esforzarse. Cada día que no entrenas, día que el contrario se hace más fuerte.

- Han llegado a decir que Zabaleta es el mejor zaguero del siglo XXI.

- He visto a zagueros muy buenos desde niño. Me vienen tres a la mente: Beloki, Patxi Ruiz y sobre todo Barriola. Han demostrado muchísimo. Y seguro que hay más zagueros que han dado un gran rendimiento estos años.

- Destacó el papel de su delantero en la final.

- En el frontón tuve la sensación de que le salió un partido redondo. Hizo lo que debía en cada momento. Muy centrado, me hablaba. Estuvo espectacular.

- ¿Disfrutó usted en la cancha?

- Hasta el tanto seis no. Calentando me veía muy bien. Empieza el partido, cometes un par de fallos, ellos aciertan y te entran dudas. Supimos reponernos y a partir del tanto doce ambos disfrutamos un poco más de la final.

- ¿Qué le falta por mejorar?

- Dar pelotazos más limpios. Con Jokin Etxaniz trabajo la técnica del golpeo para aprovechar mejor mi pegada.

- Ha ganado sus tres txapelas en el Bizkaia.

- Sí, pero el frontón que me encanta es el de Vitoria. Siempre lo digo. Es una pena que no juguemos allá. Pasan los años y he jugado cuatro días en Vitoria. He ganado La Blanca cada vez que he jugado el torneo.