Ya tiene la quinta y quiere la segunda

El amezketarra ha respondido a la perfección. Victoria contra Elezkano II tras levantar un inquietante 9-1 y triunfo contra un Bengoetxea VI que pocas veces es presa fácil. Recuerdo todavía unas palabras del propio Jokin en referencia a los ojos saltones con los que Oinatz salta a la cancha en compromisos de este calibre. Competidor nato, nunca se da por vencido. Juega sus cartas, aunque cada vez le cueste más cantar las cuarenta en el tute o engañar a la grande en el mus.

El de Leitza protagonizó este sábado en el Bizkaia de Bilbao de una salida impetuosa. Marca de la casa. Variedad en el saque, incluidos un par de ellos de dos paredes al revés. Riesgos prohibidos para los demás y permitidos para un pelotari de técnica prodigiosa. A ras de chapa y a centímetros de las líneas. Y ojo, con chispa.

A sus 24 años, Jokin Altuna sabe cómo se las gasta un veterano como Oinatz Bengoetxea, contra quien ya ha sufrido un par de dolorosas derrotas. Sabe que toca obrar con paciencia, poner trabajo sobre la cancha y esperar a que el partido madure para encontrar mejores oportunidades de remate.

Orientado por Etxaniz desde la silla del botillero, Altuna ejecutó su plan. Se repuso primero del 7-3 favorable a Bengoetxea. Equilibró el marcador a 7 y 8. Cobró dos tantos de renta en el 8-10. Empezó a cruzar mejor el saque a la pared izquierda y encontró pelota para resolver. Firmó cinco acciones de saque-remate. Resultado: tacada de diez tantos del 9-10 al 9-20.

El nivel de peligrosidad de Bengoetxea VI había descendido un par de escalones. Su frescura física ya no era la misma. Tampoco le ayudó el pelotazo en el antebrazo derecho, cerca de la muñeca, que le provocó un bulto llamativo. El doctor Íñigo Simón le atendió en el interior del vestuario. Duro como el granito, siguió sin gestos de dolor.

Altuna III rozaba con la yema de los dedos su quinta final consecutiva en el Cuatro y Medio, algo que ni siquiera Aimar Olaizola y Juan Martínez de Irujo lograron a lo largo de su carrera. En seis campañas y media como profesional. Nadie le coteja por capricho con esos nombres. Sus logros invitan a las comparaciones y el protagonista debe convivir con ellas.

La pasión acompaña a la carrera deportiva de Jokin Altuna. Así se entienden sus lágrimas tras caer en la final manomanista, lo mismo que su movimiento para ayudar a encontrar una solución a la huelga de los pelotaris de Baiko o la responsabilidad de asumir la presidencia del Zazpi Iturri, el club donde se formó. Se involucra al cien por cien.

Demuestra esa misma pasión sobre la cancha, en sus remates, en aquella cortada de zurda desde el cinco y medio perfectamente ajustada con la que sorprendió a todo el mundo, incluido un Bengoetxea VI que se las sabe todas pero acabó rendido a la solidez y la técnica de su rival.

Jokin Altuna jugará el próximo domingo, el día 27, su quinta final consecutiva en el campeonato oficial del cuatro y medio. Lo hará en el Bizkaia de Bilbao, escenario de su única txapela en este torneo. Quizá le convenga más que el rápido y exigente Navarra Arena, donde hincó la rodilla ante Joseba Ezkurdia en las dos siguientes finales. No sabe aún si su rival será el de Arbizu o un Erik Jaka enrachado y rebosante de confianza.

De momento solo sabemos que jugarán a puerta cerrada. La Liga de Empresas de Pelota a Mano (LEP.M) emitió un comunicado para aclarar que no abrirá los frontones al público mientras carezca de «un marco de estabilidad general y garantías sanitarias que, por supuesto, serán determinadas por las autoridades». Las promotoras esperarán a que «la asistencia, aún sin la totalidad del aforo, resulte posible con carácter general en los distintos territorios o la mayoría de ellos, pero no solo en algunos de ellos».

Es la respuesta a la posibilidad de que en Navarra se permita acceder a los eventos deportivos a un porcentaje del aforo, lo que habilitaría frontones como el Labrit o el propio Navarra Arena. Baiko y Aspe prefieren esperar acontecimientos y seguir bajo el paraguas de la televisión.

También tuvo este sábado su intríngulis la presencia cerca del set de descanso de Asier Gartzia, en su día botillero de Oinatz Bengoetxea. El reglamento actual reserva esa labor a técnicos o compañeros de la empresa del pelotari, facultad a la que ha renunciado el leitzarra tanto este sábado como en la eliminatoria anterior frente a Irribarria. Por lo tanto, los consejos de Asier Gartzia a su primo Oinatz chocaban con el reglamento. No recibió ninguna advertencia de los jueces, pero sí la de un representante de las empresas.