La tecnología al servicio del alumno
Los simulares virtuales se abren paso. Cada vez son más los que dan sus primeros golpes o evolucionan en su juego en canchas cerradas como la Z1 en Donostia
Un día es St. Andrews, al día siguiente Augusta y dos días después los nueve primeros hoyos de Valderrama en una incursión rápida al anochecer. ... Cada ronda completa, en poco más de hora y media, sin perder una sola bola y sin necesidad de pasaportes ni billetes de avión para viajar de un campo a otro. Sin lluvia, sin frío. Es el golf de presente y futuro. El de los simuladores. El del golf a la carta y también, por qué no decirlo, el que es imposible engañarse con excusas porque la tecnología desnuda al 'jugador-alumno'.
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«Los simuladores de interior son una forma excelente de asegurarse de que se puede practicar golf sin importar el tiempo, la hora o la estación», defiende Juan Sarasti, exjugador profesional, socio y profesor de Z1 Golf Academy, situado en el polígono de Zuatzu en San Sebastián.
Entre empresas pequeñas y medianas de toda índole, esta academia se ha hecho un hueco entre gentes interesadas en acercarse a este deporte y también entre quienes quieren progresar. No es una cancha de prácticas tradicional sino un espacio cerrado, ajeno al viento y a los cambios de luz, donde profesor y alumno usan el simulador Trackman, que después de cada golpe muestra con una precisión milimétrica todos los datos del swing, para detectar dónde están los errores y dónde se puede mejorar. «Todos los datos que ofrece tienen que ver con el vuelo de la pelota», explica Sarasti, acompañado de Miguel Echeverria, el otro socio. «Cómo llega la cara del palo momento del impacto, la línea en la que se mueve el palo respecto al objetivo, la verticalidad o el ángulo de ataque a la bola, el lugar del impacto en la cara del palo y la velocidad», enumera. La combinación de esos cinco dan 31, que son los datos que permiten al profesor hacer una fotografía exacta del swing del alumno. «En realidad todo es medible y lo que no es medible no se puede mejorar», resume Sarasti en un eslogan que lleva grabado a fuego.
«En realidad todo es medible y lo que no es medible no se puede mejorar», defiende el profesor Sarasti
A partir de ahí, una vez se avanza en la perfección del swing, «si la bola no va al sitio que queremos, probablemente el material que utiliza el jugador no será bueno para él o ella». Sarasti y Echeverria ofrecen también la posibilidad de adquirir material en la misma academia así que toda la información que se obtiene a golpe de click también condiciona en la elección del usuario de las varillas y cabezas de los palos. Todo ayuda. Porque no es igual la velocidad que un alumno joven pueda imprimir al palo que la que pueda conseguir un jugador entrado en años.
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«Se intenta que la calidad de la información que damos sea certera. Según el perfil del alumno, intentamos llevarle a nuestro terreno, pero siempre advertimos de que tampoco somos adivinos. Intentamos sacar el máximo provecho a la tecnología, adoctrinarle y que cuando salga de la academia no se sienta dependiente del entrenador. Los resultados son satisfactorios cuando luego se pisa la hierba natural», defiende Sarasti. Y si por lo que sea el alumno no recuerda las indicaciones recibidas en clase, el profesor le reenviará la repetición de la misma en imágenes por correo electrónico, locutada por el profesor.
La nueva liga de Tiger Woods
La proliferación de instalaciones cubiertas de golf que disponen del Trackman –como así se conoce al programa informático que disecciona al jugador y que todos los profesionales de primer nivel llevan en su maleta– va a tener su explosión cuando el año que viene nazca la liga-espectáculo que Tiger Woods y Rory McIlroy van a poner en marcha en Estados Unidos. Será una Liga de exhibición que se disputará los lunes y que mezcla el golf virtual con el real. Junto a él se alistarán Homa, Schauffele... Los jugadores darán el golpe de salida frente a una pantalla de simulador gigante, 20 veces mayor que la habitual, y para los tiros de menos de 50 yardas accederán a una cancha normal, la green zone, una zona de juego que puede alterar la pendiente del green según el hoyo jugado. Los golfistas llevarán micrófonos para captar sus comentarios, y todos los partidos se jugarán en el SoFi center, en el campus de Palm Beach State College, en Florida. El show, retransmitido por ESPN, lo completan otra nómina de estrellas que serán propietarias de las franquicias: las hermanas Serena y Venus Williams, los hermanos Antetokounmpo, Alex Morgan, Stephen Curry, Klay Thompson...
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