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Gestionar las expectativas, convivir con la presión o tolerar la frustración son aspectos más propios del deporte profesional que no todos los deportistas consiguen asumir ... y que en algunos casos requieren de ayuda por parte de profesionales para poder seguir desarrollando sus carreras. Pues imaginen tener que lidiar con todo eso siendo un menor que apenas está dando sus primeros pasos en el deporte y que ve cómo su entorno familiar le condiciona hasta el punto de llevarle a odiar la actividad deportiva que realiza.
«Que el sueño de ningún niño se transforme en una pesadilla». Ese fue el deseo a futuro que expresa el sociólogo y profesor de la UPV, Juan Aldaz, uno de los participantes en el foro impulsado por DV dentro de su campaña Kirolean Errespetuz en el que también participaron la jugadora del Super Amara Bera Bera, Esther Arrojeria y la baloncestista canaria del IDK Euskotren, Iris Mbulito, con la moderación de la periodista Iris Moreno. «¿Se imaginan a una niña haciendo ballet con su madre dándole consejos desde una esquina del escenario?», fue la pregunta que lanzó la moderadora al público asistente para comparar esta situación con la que se vive en muchos recintos deportivos. Un contraste impactante, sin duda.
Esther Arrojeria
Jugadora del Super Amara Bera Bera
«Mis padres en ningún momento me han puesto presión y lo agradezco un montón porque he conocido casos en los que en sus casas esperaban que fuera estrellas y para ese niño, gestionar esa presión, no ha sido nada sencillo», comentó Arrojeria que recalcó la importancia de que «los niños disfruten del deporte que practican sin el miedo al qué dirán».
Iris Mbulito, que desde muy joven fue promesa del baloncesto, coincidió con su compañera en que «hay familias que piensan que con sus gritos y consejos animan a sus hijos y no se dan cuenta de que lo que están haciendo es meterles más presión. He visto casos de meter tanta presión que al final han dejado el deporte o han cambiado de deporte».
Iris Embulito
Jugadora del IDK Euskotren
La alero sabe de lo que habla: «Yo tuve bastante presión por parte de la gente y de mí misma. Presión por ser la jugadora que la gente esperaba que fuese. Por eso decidí irme a Estados Unidos, para cambiar de aires y volver a disfrutar del baloncesto. Ahora intento disfrutar y lo consigo, pero fue duro».
¿Entonces, es malo competir?: «En el deporte está la competición y el enfrentamiento, es su sentido. La clave es ganar, pero ¿a qué precio?», se preguntó Aldaz. «El problema no es la competición, la cuestión es cómo competimos. Competir no es ganar a cualquier precio. Ganar, sí; competir, por supuesto pero no a cualquier precio», volvió a reiterar el sociólogo que considera que poco a poco está habiendo una evolución en la sociedad a la hora de tolerar ciertas actitudes. «Se han normalizado muchos comportamientos, incluso con menores de edad, pero empezamos a asumir que ya no son aceptables».
Tan importante como el papel de las familias es el de los deportistas profesionales, referentes para esos menores y cuyos comportamientos en una cacha o durante una competición condicionan a esos niños que, por imitación, tratan de parecerse a ellos. «Los deportistas tenemos que ser conscientes de que somos referentes y que nuestro comportamiento puede tener una influencia en los niños», asumió Arrojeria.
Juan Aldaz
Sociólogo y profesor de la UPV
«A nuestros partidos vienen niños y niñas a vernos y creo que es súper importante mostrar respeto tanto a los compañeros como a rivales y árbitros», le apoyó Mbulito.
«Ellas son un ejemplo de éxito», destaca Aldaz, «pero a veces se nos olvida que detrás de ese éxito hay un esfuerzo, un sacrificio y una apuesta. Eso muchas veces no se les transmite a los niños y es importante que haya estos modelos para que transmitan todo eso que hay detrás».
En cualquier caso, el deporte no va solamente de lograr el éxito: «El deporte no es el fin, es el medio para adquirir ciertos hábitos», afirmó el sociólogo. «El deporte da valores que sirven para toda la vida, pero siempre de una manera sana y respetuosa», añadió Arrojeria. «Los valores que aprendes en cualquier deporte te sirven para el resto de tu vida y luego puedes enseñarlos a los más jóvenes», concluyó Mbulito.
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