Mal, muy mal presagio

Ya me lo decía ayer Sebastián Álvaro, creador de 'Al filo de lo imposible' en nuestra amigable y a la vez triste charla: «Esto tiene muy mala pinta. Son muchas horas sin saber nada de ellos, sigue pasando el tiempo y en el K-2 por encima de los ocho mil metros, más de 48 horas es casi imposible sobrevivir». Pero, por supuesto, tiene que haber una evidencia de que los tres alpinistas han corrido la peor de sus suertes para darles por muertos.

Y siguen los malos presagios porque ayer mismo hablaba con Alex Txikon desde el campo base del Manaslu que ahora mismo lo intenta en invierno: «Juanma, esto no pinta muy bien. Nosotros, hablando desde aquí con la gente que está allí, pensamos que han podido sufrir una avalancha de nieve en el 'cuello de botella'».

El último en verlos fue el cuarto componente de la cordada, el hijo de Ali Sadpara, Salid, que se dio la vuelta por encima de los 8.200 metros descendiendo al campo III de donde habían salido de madrugada. Él estaba esperanzado en que hubieran hecho cima, e incluso les esperó más de 20 horas. Pero no bajaron y él continuó su descenso hacia el campo I.

Puestos en alerta todo el mundo en el campo base se inició la operación de rescate con helicóptero incluido con resultados infructuosos. No vieron nada desde el aire. Pero bien cierto es que no podrían ver nada porque los tres alpinistas se encontraban muy por encima de la cota de los ocho mil metros y el helicóptero apenas alcanza los siete mil metros de altura. Así que difícil ver nada. Mientras tanto los tres alpinistas siguen por allí arriba. Mal presagio.