Clara Azurmendi: la 'alter ego' de Carolina Marín y mucho más

Azurmendi se entrena a diario en el CAR de Madrid con la campeona olímpica. La relación es tan estrecha que en alguna ocasión ambas se vinieron a entrenar juntas a San Sebastián. «Es la mejor jugadora de la historia del bádminton a nivel individual. Es como si juegas a tenis y tienes a Nadal entrenando contigo. Ella es una referente, una amiga y es un suerte poder entrenar con ella».

En cualquier caso, Azurmendi no llega a los Juegos por casualidad. Es el objetivo por el que viene trabajando desde que se trasladó al CAR de Madrid con catorce años. «Pasé de entrenar un par de horas al día a hacerlo cinco o seis y planificar tus días alrededor del deporte. El principio no fue fácil por estar lejos de mis padres».

En este camino ha sido bronce en los Juegos Europeos de Bakú, campeona de Europa júnior en la modalidad de equipos, ganadora de los Abiertos de Gales y Austria, vigente campeona de España...

La presencia de Azurmendi en Tokio confirma la pujanza del bádminton guipuzcoano, en concreto del cultivado en el polideportivo del colegio Marianistas, del que han salido y siguen saliendo grandes campeonas. La primera y última olímpica fue Joana Martínez, la primera jugadora estatal en ganar un partido en unos Juegos. Fue en Pekín 2008. Azurmendi lo recuerda bien: «Nos levantamos a las cuatro de la mañana para ver sus partidos. Ahí estábamos toda la familia en el sofá. Me acuerdo estar viendo y pensar: 'Qué buenas son'. Yo tenía diez años».

Tanto ella como Azurmendi deben mucho a Txomin Madinabeitia, quien fuera alma máter en Marianistas, y quien de forma indirecta también ha empujado al aita de Clara a dar un paso al frente y ser hoy el presidente de la Española.

Llega a Tokio la donostiarra después de un año «complicado» por estar lesionada a causa de una fascitis y por pasar el Covid. «Sentía que me faltaba algo, salía de una y me metía en otra. No veía esa luz al final del túnel», admite. Esos nubarrones sin embargo han desaparecido con el «subidón» que ha supuesto la confirmación del billete para su estreno olímpico.

Azurmendi ha caído en el grupo C junto a la coreana An Seyoung, séptima de la clasificación de BWF y una de las grandes promesas del bádminton mundial. La donostiarra también se enfrentará a la nigeriana Dorcas Ajoke Adesokan, quien viene de competir a buen nivel en el Iberdrola Spanish International, disputado hace unas semanas en La Nucía, el último torneo previo a la cita olímpica.

El reto de la donostiarra es superar a la nigeriana y tratar de plantar cara a la potente An Seyoung, cuyo estado de forma es una incógnita porque no compite desde finales de enero.

Consciente de la dificultad que entraña, su meta es clara: «Mi principal objetivo es disfrutar de la experiencia y del torneo. Hemos hecho una preparación muy intensa en este último mes, hemos subido las cargas. Ha sido duro, pero al final la meta es más grande y hasta he llegado a disfrutar de esos entrenamientos en los que acababa sin poder casi ni respirar. Voy a dar lo mejor de mí, creo que llego en buen estado de forma, iré partido a partido, sin ningún tipo de presión y saldré a ganar el mayor número de partidos posibles».

Azurmendi no va alterar su estilo de juego. Tratará de aprovechar su altura, de 183 centímetros. «Soy una jugadora muy ofensiva. Como soy muy alta, juego al ataque me viene bien y tengo la suerte de que puedo pegar al volante muy arriba y por ahí tengo una pequeña ventaja sobre los rivales».