Nueve minutos olvidan los 31 anteriores

El baloncesto entra a veces en dinámicas que son muy difíciles de explicar. Podemos buscar motivos tácticos o perdernos en la pizarra de un entrenador cuando, en realidad, la respuesta es mucho más sencilla. El cuadro guipuzcoano recibió un parcial de 0-5 en el primer minuto del último cuarto. Una canasta de Víctor Arteaga sin oposición de Pape Sall y un triple de Ivanov pusieron el 40-53 en el marcador, la máxima ventaja de la tarde, y dejó la sensación de que el encuentro estaba perdido a 8:56 de la bocina final por las sensaciones que estaba dejando el equipo, atascado en ataque y con muchos problemas en defensa. El Menorca había terminado el tercer cuarto con tres triples casi consecutivos y ni el más optimista veía dónde podía estar la clave para cambiar la cara al enfrentamiento y acercarse al Menorca en el luminoso.

No hubo tiempo muerto y Mikel Odriozola colocó al ala-pívot Josip Vrankic en la posición de pívot frente a frente con Arteaga. Una decisión arriesgada porque el interior que llegó a Donostia promediando 26 puntos y 9 rebotes en las dos primeras jornadas podía causar un destrozo en la pintura, pero era el momento para llevarla a cabo. A la desesperada. Y tuvo su efecto. El canadiense con pasaporte croata hizo nueve de sus trece puntos en esos últimos minutos y fue el líder de la remontada. De repente, sin nadie entenderlo, el Gipuzkoa Basket comenzó a correr. Las caras de los jugadores mostraban rabia, ambición y hambre.

Canasta de Vrankic, dos puntos de Mokran y otros dos de Mateo Díaz redujeron la ventaja a siete (46-53, min. 34), y a pesar de una canasta de Arteaga, el Gipuzkoa Basket ya había cogido carrerilla. El rebote ofensivo dio la vida a los locales, que capturaron dieciocho rechaces en el tablero rival, y otra vez Vrankic se aprovechó de esa circunstancia para seguir remando. Manex Ansorregi, que también dio un paso adelante y se le ve con ganas de asumir responsabilidades, hizo el punto 50 y el rival ya estaba a solo cinco.

El Menorca no daba signos de reacción, y a pesar del tiempo muerto de Javier Zamora a 4:51 del final, el guion del enfrentamiento no cambió. Había tiempo de sobra para reconducir la situación y titular aquello de 'el Gipuzkoa Basket muere en la orilla', pero los de Odriozola se negaban a caer en ese tópico.

El juego, que había sido en los minutos previos más lento por el abuso de bote y por no encontrar situaciones cómodas después de los bloqueos, se convirtió en uno de mucho pase y rapidez. Después de otra canasta de Vrankic el Menorca pareció coger aire con dos puntos de Víctor Arteaga tras rebote ofensivo, que realmente fueron los últimos de los baleares. Se quedaron en 57.

Manex Ansorregi convirtió dos de los tres tiros libres de los que dispuso a dos minutos y medio del final y Vrankic, quién si no, remató la remontada con un triple –el cuarto del Inveready de 24 intentos– que levantó al público de sus asientos. Ander Martínez puso el definitivo 60-57 a 23 segundos del final y el Menorca, que fue a la línea del tiro libre, no pudo lanzar un triple para forzar la prórroga.

¿Qué pasó en los 31 minutos anteriores? Qué más da, mejor no recordarlo y quedarse con lo bonito e imprevisible que llega a ser el baloncesto.