Saltos de alegría, abrazos, victoria

Ese sol fue el mismo que llevaron tras de sí los guardianes del anillo en la trilogía de Tolkien. Burjanadze, Bobrov, Zeisloft y Dani Pérez se vistieron de héroes para sacar adelante un partido en el que nadie creía y que se quedó en Illunbe para delirio y gozo de los cinco mil espectadores que presenciaron el choque.

El GBC llevaba 31 puntos al descanso y terminó con 93. Obviamente, a la velocidad que le imprimió al juego le sumó un acierto tremendo desde el triple. 3 de 13 había firmado al descanso y acabó con un majestuoso 14 de 31. Las caras de los jugadores madrileños eran un poema. No se creían que el GBC les podía ir recortando punto a punto los 24 que habían tenido de ventaja.

Y eso que tuvieron la última bola. La pidió Brizuela. Un donostiarra podía mandar al GBC a la LEB. Retó a Rebec, quería anotar la canasta de la victoria. El esloveno aguantó bien y Beqa dio un paso al frente, saltó a hacer el dos contra uno, confundió a Darío y el balón salió despedido coincidiendo con la bocina final. Saltos de alegría. Abrazos. Victoria. Había que frotarse los ojos para ver el marcador final.

El primer tiempo se puede resumir en el brutal acierto en el triple que tuvo el Estudiantes y el ritmo con el que jugó el GBC. Solo los equipos con potencial de Euroliga pueden jugar a esa velocidad. El GBC, no. Omar Cook hizo que el público se llevara las manos a la cabeza cinco veces. El 'Estu' firmó 12 de 20 en triples. Y tuvo una máxima de 24 puntos, 29-53 (min. 19) tras triple de Goran Suton.

La primera medida de Valdeolmillos fue sentar a Sekulic. Bobrov al 'cinco' con Beqa, Dani, Nevels y Salvó. Y lo más importante. Una o dos marchas más. Burjanadze hizo un triple. Fue la primera jugada de la segunda parte. Nevels, otro. Los aplausos crecieron en sonoridad. Sin embargo, el Estudiantes, equipo veterano, estaba avisado. Zeisloft, que sustituyó a Salvó por las faltas, metió el tercero. Sin embargo Cook hizo su sexto triple para bajar los humos al GBC, 42-61 (min. 23). Quedaba mucho por remar.

Lo más importante fue que el Delteco no perdió la fe. Valdeolmillos siguió confiando en su quinteto y los puntos de distancia fueron bajando. Cinco puntos de Beqa para que el 'Estu' pidiera tiempo muerto, 47-61 (min. 24). Entre él y Bobrov llevaron al equipo a 54-64, la distancia psicológica.

Nevels y el ucraniano pusieron un par de gotas de Chanel número 5 con dos alley oops que levantaron a los seguidores de sus asientos. La caldera tomaba forma. Los ataques del Estudiantes llevaban música de viento desde las gradas. El GBC corría hacia adelante y defendía con todo atrás. Beqa se puso la capa de Gandalf y le siguió Zeisloft con el arco de Légolas. A todo esto, Dani Pérez repartiendo juego como el croupier en el casino.

El final del tercer cuarto dejó al GBC a siete, 66-73, con un adicional fallado por Bobrov. Los donostiarras habían remontado 17 puntos en once minutos pero quedaba lo más difícil. Porque el cuadro del Ramiro había dormitado durante el tercer cuarto y se esperaba que volviera a despertar.

Sin embargo el GBC tenía el partido cuesta abajo. No había que variar el plan. Había que jugar rápido, aunque pasaran pocos segundos de posesión. Los tres primeros minutos hubo un intercambio de canastas donde el 'Estu' se estiró hasta dominar 74-83 después, cómo no, de un triple de Omar Cook. En minuto y medio el GBC conectó un directo que dejó muy tocado al 'Estu', dos triples de Beqa y Zeisloft y a los madrileños le salvó el tiempo muerto de la televisión, 81-85 (min. 35).

Dos tiros libres para cada equipo hasta que llegaron otras dos bombas, la primera de Zeisloft y la segunda de Dani Pérez, que puso por delante al GBC para locura del público, 89-87 (min. 37). El Estudiantes reaccionó con un 0-5 pero dos tiros libres de Zeisloft y un canastón de Bobrov pusieron por delante al GBC a falta de un minuto. Rebec, en la penúltima posesión, se jugó un triple para dejar el partido sentenciado a 22 segundos pero falló. La última bola la quiso Brizuela, pero no llegó a tirar. El público pidió salir a los jugadores. Y lo hicieron. Como héroes. El grito 'Sí se puede' se escuchó en Illunbe.