Borrar
Las diez noticias clave de la jornada
Futbolistas del Mariño Real Unión y del segundo equipo irundarra cruzan los brazos para denunciar los insultos racistas que sufrió su compañero. Gorka Estrada
«No queremos más casos de racismo en el fútbol»
Fútbol juvenil

«No queremos más casos de racismo en el fútbol»

Un jugador del Real Unión fue objeto de «graves insultos» por parte de un rival y el club cierra filas ante la falta de pruebas que arguye la Federación

Viernes, 28 de febrero 2025, 01:00

Los jugadores de todos los equipos del Real Unión posaron el pasado fin de semana formando una aspa con sus brazos en la foto previa al arranque del partido. Ese gesto de denuncia del racismo es el que desde comienzos de temporada pueden realizar los árbitros para activar el protocolo de actuaciones contra el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el fútbol si constatan un comportamiento racista.

En este caso, los futbolistas txuribeltz lo utilizaron para denunciar «los graves insultos racistas que sufrió un jugador del club durante el transcurso de un partido». Fue un jugador juvenil, menor de edad, y los insultos no llegaron desde la grada, sino desde dentro del campo, de boca de un rival, otro menor.

El Real Unión no quiere exponer públicamente a ninguno de los dos, pero no quiere que el hecho pase como si no hubiera ocurrido. «Nos debe servir de oportunidad para tomar medidas y evitar que algo así vuelva a pasar. Tenemos que sacar el racismo de nuestros campos de fútbol», dice Borja Abad, responsable del área de Bienestar, Formación y Desarrollo Personal, que es la herramienta para llevar a la práctica la educación en valores que el club quiere convertir en uno de los pilares de su actividad.

«Insultos graves»

Los hechos ocurrieron a comienzos de mes, en un partido en el que uno de los equipos juveniles jugaba fuera de casa. «Ya en el primer tiempo uno de nuestros chicos avisó de que un rival le estaba insultando». Palabras feas y con contenido racista; «insultos graves», valoraba Abad.

El acta del partido recoge que el jugador refirió esos insultos en la primera parte y que el cuerpo técnico del Real Unión se lo hizo saber al banquillo rival. El árbitro escribió también que, en el descanso, el propio futbolista acudió a su vestuario para transmitirle los insultos racistas que había recibido de un jugador del otro equipo. Por último, en el minuto 84 suspendió el partido porque el joven seguía manifestando que recibía insultos racistas. El acta añade que el propio jugador no quería parar el partido, pero «se vio obligado sintiéndose acorralado por los insultos racistas». También se citan cruces de palabras tras el encuentro entre técnicos de ambos lados y espectadores, y una amarilla al jugador víctima de los insultos, justo antes del descanso, por «encararse con un adversario». «Es algo impropio de este chico», aseguraba ayer el presidente de la entidad, Igor Emery. «Es un jugador ejemplar, jamás ha tenido problemas de este tipo. Estaba realmente alterado, muy afectado por lo que estaba pasando. Hablé con él esa misma noche y me lo contó, ya más calmado».

Dos días después del partido y tras activar el protocolo de prevención de violencia y recopilar toda la información posible sobre lo ocurrido, el Real Unión remitió un escrito a la Federación Guipuzcoana. En éste dio cuenta de su versión de lo ocurrido y aportó importantes matices al acta arbitral que, por sí misma, consideran en el club, era suficiente para aplicar «los artículos 40, 42 y 44 del Reglamento de Régimen Disciplinario», que establecen qué se considera actuación racista (no sólo «gestos e insultos», también «encubrimiento» y «falta de represión» de esos comportamientos) y las tipifican como infracciones muy graves.

En su escrito, el club insistía en que no quiere modificar el resultado (su equipo perdió), sino que se tomen las medidas debidas y se corrijan los procedimientos. «El árbitro debió detener el partido hasta terminar con esa situación», apunta Abad.

Sin sanción federativa

En ese mismo texto, el club irundarra mostraba su disposición a que «más allá de las medidas disciplinarias» oportunas, se establecieran cauces para «tratar de sacar algo bueno de una situación tan desagradable como ésta. Podríamos haber planteado que los chicos se encontraran fuera del campo de fútbol, se conocieran en un contexto de bajas pulsaciones», proponía Abad. Pero nada así va a ocurrir porque desde la Federación se aprobó dos semanas después una Resolución del Comité de Competición que daba «por cerrada la investigación al no haber quedado acreditados los hechos señalados», ya que el procedimiento sancionador exige «una mínima prueba de cargo».

«Mantenemos una buena relación con la Guipuzcoana. Si lo han valorado así, tendrán sus razones, su perspectiva propia, pero en este caso no compartimos lo que han hecho», decía el presidente unionista. «De común acuerdo con el chico y su familia, el fin de semana pasado todos nuestros equipos posaron con el gesto contra el racismo en el fútbol para denunciar lo ocurrido y, también con su acuerdo, el club tomará las acciones legales oportunas», aseguró. «Nuestro jugador merece respeto y defensa. Además, debemos actuar por responsabilidad, porque cosas así no deben ocurrir en los campos de fútbol de Gipuzkoa».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco «No queremos más casos de racismo en el fútbol»