Cuarta derrota consecutiva para el Real Unión

Hubo delirio en las gradas del Nuevo Vivero por la remontada a modo de golpe psicológico poco antes del intermedio. Zulaika no esperó y movió ficha en el descanso con un cambio realmente esperado. Así, Quique Rivero ingresó en el terreno de juego por Elizondo, buscando reactivar la sala de máquinas. Se igualó así, al menos, la contienda en la batalla de la medular. Aun así, la primera ocasión del segundo tiempo correspondió al bando local: acción sublime de Gorka Santamaría cayendo a recibir, girando y abriendo a la izquierda para Concha, que cruzó demasiado su disparo, enviándolo por fuera de los tres palos. El entrenador del Real Unión siguió sin verlo claro y decidió cambiar de eje: retiró a Beobide por Oyarzun en lo que fue un cambio notablemente ofensivo. Seguín tuvo cerca el empate, pero su control dentro del área a centro desde la derecha, estando solo, fue horrible y se le fue largo sin rematar.

Lo cierto es que el Real Unión no llegó a incomodar a la defensa local y, con el devenir de los minutos, pasó a estar más cerca el tercer tanto del Badajoz que el del empate. No mostró sus credenciales el mejor equipo visitante de la competición. De hecho, en esta jornada, podría perder esa condición, si el Deportivo vence al Celta B en Balaídos. A falta de menos de un cuarto de hora para la conclusión, Capelete y Bravo entraron de manera simultánea al terreno de juego por Nacho y Seguín, renovando las bandas en busca de la reacción final. Quemando todos los cartuchos desde el banquillo, al meter toda la artillería ante la no mejora ofensiva pese a estar volcado, entró el delantero Pradera por el lateral Iván Pérez como quinto y último recambio para los compases finales. Sin embargo, no hubo goles en el segundo tiempo, con lo cual se confirmó la cuarta derrota seguida del Real Unión, la quinta en las seis últimas jornadas.