Paso atrás de un Real Unión sin mordiente en ataque

El Real Unión necesita su mejor versión o estar cerca de ella para sacar los partidos adelante y cuando no lo consigue corre el peligro de encajar derrotas dolorosas como la de ayer ante el Calahorra. El equipo txuribeltz evidenció ante los riojanos sus problemas para ser más incisivo en el último tercio del campo, algo que no es nuevo, pero además añadió cierta indolencia en jugadas puntuales que le colocaron 0-2 antes del descanso.

No pasó absolutamente nada hasta que el encuentro se desniveló al cuarto de hora tras el saque de una falta lateral que Vivancos, en primera instancia, estuvo a punto de convertir en autogol. Su peinada impactó en el palo y el rechace fue a parar a la zurda de Aguado, que la cazó a la altura del punto de penalti para elevar el 0-1 al marcador.

Los locales, que hasta entonces no habían generado peligro, hicieron trabajar por primera vez a Iricibar tras un centro envenenado de Elosegi. Poco después fue Sánchez el que no consiguió orientar un remate de cabeza. Los calagurritanos replegaron filas y el Unión se lanzó a por el empate. Fue justo antes de que las cosas se pusieran todavía peor para los de casa.

Con uno menos en el campo momentáneamente por lesión de Sánchez, la defensa txuribeltz hizo aguas en el minuto 32. En el perfil derecho del ataque visitante, sin oposición, Ramírez filtró un pase para Arias. El 19 del Calahorra se deshizo muy fácil de Pérez y batió por el palo largo a Irazusta para instalar en el electrónico el 0-2.

Tocaba remar y mucho tras el descanso para rescatar al menos el empate. Los unionistas necesitaban un tanto rápido para engancharse a la lucha por los puntos y lo rondaron al minuto de la reanudación, en el saque de una falta botada por Oyarzun. El irundarra sustituyó al lesionado Sánchez antes del paso por vestuarios. Rivero, en lugar de Vivancos, fue el único movimiento realizado por Zulaika en el entreacto para intentar arreglar el desaguisado.

Y la verdad es que no mejoró demasiado. El bagaje ofensivo de los locales en el arranque de la segunda mitad se redujo a la jugada mencionada. Hubo que esperar hasta el 67 para ver cercana la posibilidad del 1-2, tras una asistencia de Capelete a Kun. El búlgaro se midió con Iricibar en el mano a mano y el cancerbero se hizo grande para evitar el gol.

La recta final del partido fue un querer y no poder para un conjunto txuribeltz que acabó pisando zona de peligro más veces de las que refleja el marcador. Faltó decisión para atacar el puñado de centros laterales y córners generados.

Ya en el 88, el cuadro irundarra dispuso de su ocasión más clara del partido, con un testarazo de Bravo pudo añadir emoción a los últimos compases. El vuelo de Iricibar lo evitó. Fue el epílogo a una derrota que escuece, como todas, pero que no debe afectar al Real Unión. Toca levantarse.