El Unión cae en el noventa contra el Tudelano en Gal

No lo está teniendo fácil José Luis Ribera en las últimas semanas para formar el once. Las bajas de Orbegozo, Eizmendi y Galán lastran el potencial ofensivo del equipo y el de Azkoitia optó ayer por una línea de tres atrás con dos carrileros largos, Gayoso y Estrada. Rodellar, una de las novedades, tuvo la primera del encuentro al poco de empezar, pero su disparo se marchó desviadísimo.

El intento del medio centro no tuvo continuidad y fueron los navarros los que llevaron la iniciativa en un primer acto muy impreciso por parte de los txuribeltz. Los tudelanos no tardaron en aprovechar la caraja inicial del Real Unión.

Una palomita de Otaño desvió a córner el disparo de Lizarraga en el cinco y en la siguiente jugada, una pérdida en la salida de balón, desencadenó una rápida combinación que dejó solo a Adán Pérez en la línea de gol. El nueve únicamente la tuvo que empujar y el Real Unión pagó caro su primer error.

El gol no consiguió despertar a los de Ribera que no obligaron a Pagola a ensuciarse los guantes en los primeros cuarenta y cinco minutos. El conjunto unionista fue capaz de poner media docena de buenos centros pero ninguno encontró rematador. Mal se tenían que estar dando las cosas para que la acción más aplaudida fuese una parada de Otaño. El azpeitiarra se lanzó a los pies de Bravo para tapar el 0-2 antes de alcanzar el descanso.

En la reanudación se pudo ver un Real Unión más profundo que subió varios grados la intensidad de sus acciones.

Llamas, tras dejada de Urkizu, la tuvo en el sesenta pero fue diez minutos después cuando el Unión encontró premio. El énesimo centro de Gayoso encontraba a Urkizu dentro del área. El jugador txuribeltz era derribado dentro del área y el Haddadi no fallaba desde los once metros. Fueron los mejores minutos de los irundarras que tuvieron el 2-1 cinco minutos después con un disparo al palo de Urkizu.

Los tudelanos habían dado pocas noticias en ataque en la segunda mitad pero acabaron el partido generando ocasiones. En la última, Lizarraga, dentro del área y sin oposición, fusiló a Otaño cuando en Gal ya daban por bueno el punto. No hubo tiempo para reaccionar y el Unión sumó otra dolorosa derrota.