El hernaniarra que frenó a Vinícius y evitó un combate con Lamine Yamal
Á.L.
Martes, 28 de octubre 2025, 11:34
El clásico entre el Real Madrid y Barcelona, saldado con victoria merengue por la mínima (2-1), tuvo un colofón poco edificante con protagonismo pacificador de dos guipuzcoanos. El duelo venía caliente como todos estos partidos, pero quizá más agitado por las declaraciones previas de Lamine Yamal, que había acusado a los blancos de robar en una charla con Ibai Llanos. Esas palabras llenaron de odio e ira al Bernabéu, a hinchas y jugadores del Real Madrid, y al final fueron parte de la raíz de las refriegas en unos últimos minutos de encuentro bélicos, convertidos más en batalla que fútbol. Y ahí irrumpieron dos guipuzcoanos como el hernaniarra Luis Llopis, preparador de porteros del Madrid, y el tolosarra Xabi Alonso, entrenador de los blancos, que frenaron a Vinícius para que no persistiera en su intención de acudir donde Lamine Yamal en actitud violenta.
''¡Que no vayas, hos***!''
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Llopis realizó una especie de blocaje propio del rugby a la irritante estrella blanca cuando éste esperó a Lamine Yamal una vez finalizado el encuentro. El crack culé, reprendido por Carvajal y Courtois por sus palabras previas al clásico, les había conminado a continuar la discusión «en la puerta» como una macarra invitación a una pelea. Y lo mismo sucedió cuando el vehemente Vinícius le hizo el gesto con los dedos de hablar demasiado. El brasileño explotó y se lanzó a por él, pero fue parapetado por Llopis al grito, con cierto deje guipuzcoano, de: «¡No vayas, hostias!». El último en separar a los blancos de las pendencias con los jugadores del Barça fue Xabi Alonso, que de manera inteligente, les instó a hacer piña y bailar para celebrar el triunfo.
La reacción de Vinicius tras ser sustituido en #ELCLASICO #PokerFC pic.twitter.com/CjSWSiBc02
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El mismo técnico de Tolosa, exjugador de la Real y exentrenador del Sanse, tuvo que soportar impertérrito la maleducada reacción de Vinícuis al ser sustituido por Rodrygo en el minuto 72 de encuentro, ya con 2-1 en el marcador. Ahí comenzó la vergonzante retahíla de improperios del atacante de Sao Gonçalo, cazadas por las cámaras de DAZN. «¿Yo? ¿Sacarme? ¿No es posible?», «¡Estás de coña, joder!», «¡Anda a tomar por culo!», «¡A la mierda, vete a la mierda, coño!», «¡Yo me voy del equipo, yo me voy!», fue lo que espetó antes de irse directamente al vestuario, chocando las manos de Rodrygo, pero sin saludar a su entrenador. Éste, impasible, apenas se movió, ni miró, aunque era consciente de la cólera de su jugador, ya expresada en ocasiones precedentes. «¡Vale ya, hostias!», fue lo que balbuceó el hijo de Periko Alonso.
La cosa no fue a mayores, pero resultó muy poco ejemplar para los más jóvenes que lo estaban viendo. Si éstos son los ídolos a imitar, el fútbol español tiene un serio problema.