Borrar
Las 10 noticias clave de la jornada
Hinchas del Livorno durante un partido del equipo en el estadio Armando Picchi.
A.S. Livorno: el comunismo por bandera
fútbol

A.S. Livorno: el comunismo por bandera

Lejos de ser conocido por sus méritos deportivos, la hinchada, y parte de la plantilla, del club italiano convierte cada partido en una exaltación de sus ideales de izquierdas

Ignacio Iturrarte

Jueves, 29 de diciembre 2016, 18:25

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Fútbol y política tienen en los últimos años una relación tirante. Vivimos en un tiempo en el que el deporte rey, sujetado por patrocinios millonarios, prefiere evitar cualquier manifestación política dentro de sus terrenos de juego que pueda derivar en polémica. Y sin embargo, en un tiempo en el que la Fifa y la Uefa sancionan las esteladas en el Camp Nou y los gritos antiserbios de la afición croata, existe una afición que convierte cada partido en una exaltación del comunismo. Un afición que cada año celebra el cumpleaños de Stalin y homenajeó a Hugo Chávez el día de su muerte. Una afición que canta «Silvio, pedófilo» en sus enfrentamientos contra el Milán de Berlusconi.

Pocos clubes hay en el mundo cuya hinchada esté tan estrechamente ligada a una causa político. Es el caso de la Associazione Sportiva Livorno, cuyos seguidores guardan una histórica relación con el desaparecido Partido Comunista Italiano. Y no es casualidad. La ciudad portuaria de Livorno se caracteriza por tener una población de izquierdas y con una arraigada identidad obrera, y está considerada como la cuna del comunismo en Italia.

El rojo es el color que tiñe tanto el escudo y la camiseta del club como las gradas del estadio Armando Picchi. Los aficionados acostumbran a portar banderas con la hoz y el martillo, así como pancartas con el rostro de líderes del movimiento comunista como el Che Gevara. Es habitual que los hinchas entonen el 'Bella ciao', el tema popular cantado por la resistencia partisana durante la Segunda Guerra Mundial, cuando luchaba contra las tropas fascistas y nazis.

El Livorno no es el único equipo italiano cercano a una ideología de izquierdas, pero es sin duda el único que mantiene tan vivo este aspecto de su identidad como club. Entre otros, las gradas de la Roma tuvieron en el pasado una estrecha vinculación con movimientos de izquierdas, en contraposición de su rival en la ciudad, la Lazio, considerada como una institución cercana al fascismo. De hecho, la afición del Livorno mantiene una gran rivalidad con la Lazio, club del que Mussolini se declaró seguidor.

Lucarelli, el 'livornismo' hecho carne

Si bien el sentimiento comunista se fue adormeciendo entre los aficionados del Livorno a lo largo de la segunda mitad del Siglo XX, la llama se reavivó gracias a un nombre propio: el del delantero Cristiano Lucarelli. Hijo de un cargador portuario de la ciudad, afiliado al sindicato y militante del partido, la historia de Lucarelli es el reflejo de lo que supone pertenecer a la familia del Livorno. A pesar de ser hincha declarado desde pequeño, no llegó a jugar en las filas del club de sus amores hasta los 28 años.

Tras despuntar en el Cuoiovaldarno de la Serie D del fútbol italiano, dio el salto al fútbol profesional al ser contratado por el Perugia con apenas dieciocho años. Pasó los siguientes diez de equipo en equipo, incluyendo una breve etapa en el Valencia de la 1998-1999, hasta que, al arranque de la 2003-2004, decidió volver a casa. El Livorno, recién ascendido de Tercera División, jugaba por aquel entonces en Segunda. Lucarelli, que en la primavera de 2003 era jugador del Torino, rechazó ofertas millonarias de equipos de Primera para firmar por el club de sus amores, renunciando a la fama televisiva de otros equipos y a la comodidad de un puesto secundario. Con el Livorno logró sus mayores cifras goleadoras y, después de que el club volviera a Primera en 2004, 55 años después, se clasificó para la UEFA al término de la 2005-2006.

Livornés y livornista, Lucarelli es, en sí mismo, un símbolo para la afición. Lleva tatuado el escudo del Livorno en su antebrazo izquierdo y porta el dorsal 99 en homenaje al año de fundación (1999) del grupo ultra Brigate Autonome Livornesi. En 2005, el jugador pagó de su bolsillo un bus para que trajera de vuelta a Livorno a un grupo de aficionados que habían pasado la noche arrestados tras un altercado con la policía. Sus celebraciones de gol, casi siempre con el puño cerrado en alto, solían ser sonadas. La más conocida en 1997, cuando mostró una camiseta con el rostro del Che Guevara tras marcar en un partido de la Selección Sub-21. Su gesto supuso que fuera apartado del combinado nacional durante años, hasta que Marcello Lippi lo convocó de nuevo en 2005.

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios