Entre la fantasía y la realidad, la leyenda
Vingegaard imita a todos los grandes en la primera etapa de montaña y asesta a Pogacar un golpe del que pocos se levantan
La primera etapa de montaña del Tour ha hecho honor al temor secular que infunde y ha señalado al patrón de la carrera. Jonas Vingegaard ( ... Jumbo) ha repetido en el Marie Blanque la maniobra que han utilizado todos los grandes del ciclismo, de Indurain a Froome, y ha dado a Tadej Pogacar (UAE) un golpe del que muy pocos se levantan. No es tanto el tiempo perdido, un minuto, como la sensación de autoridad.
El primer encuentro con la alta montaña siempre es un momento delicado y los campeones lo saben. El Marie Blanque se ha tragado a Pogacar y ha abierto de par en par las puertas de París a su máximo rival. Todas las dudas que precedían al esloveno por su caída en la Lieja-Bastogne-Lieja y su preparación de circunstancias para el Tour se han materializado en dos kilómetros. La carrera entra en otra dimensión y toca elegir. Entre la historia y la leyenda, entre la fantasía y la realidad, entre lo que ven los ojos y lo que siente el corazón.
Camino de Laruns, donde el esloveno ganó su primera etapa del Tour hace tres años, Vingegaard ha puesto por escrito que la ley viene del norte. A dos kilómetros de la cima, ha arrancado y Pogacar no ha hecho ni ademán de seguirle. Los segundos han empezado a caer con una rapidez asombrosa. El dorsal 1 volaba, arrasando con los restos de la escapada del día, una fuga aristocrática de la que solo ha sobrevivido Jay Hindley (Bora), ganador del Giro del año pasado y nuevo maillot amarillo.
«Iba al límite, ha atacado y no he podido seguirle, así de simple; ha sido más fuerte que yo, pero me siento bieny eso es lo importante»
Tadej Pogacar
UAE
¿Ha terminado todo con 15 etapas por delante? No, pero tiembla. Este Tour trataba de la hegemonía, de saber si se reinstauraba la era Pogacar interrumpida el año pasado o se iniciaba la de Vingegaard. Los hechos están sobre la mesa. Nunca se ha ganado un Tour en la etapa 5 y, además, Pogacar es un genio, lo que permite al aficionado soñar.
El ciclismo se forjó en el territorio de la imaginación, porque de las carreras no se veía nada. Ahora, las etapas se retransmiten desde la salida y los ciclistas tienen las cámaras encima todo el día. Por eso Vingegaard, Pogacar y los demás campeones actuales tienen tanto mérito. Porque pese a ese escrutinio rivalizan con los héroes de las viejas hazañas imaginadas en el pasado y perfeccionadas generación tras generación hasta convertirse en historias redondas.
El Tour regresaba a tierras vascas 48 horas después de haberse despedido en Baiona y ha llegado desde Pau por la carretera de Aramits, el pueblo de Henri d'Aramitz, cura, militar, agente secreto y mosquetero negro del siglo XVII. Personaje de carne y hueso desconocido por completo, al revés que René d'Herblay Aramis de Vannes, inventado por Alejandro Dumas para 'Los tres mosqueteros'. La historia y la leyenda, la fantasía y la realidad llevan dialogando muchos siglos y así es también el ciclismo. Y, puesto ante la tesitura de elegir, el aficionado no duda en favor de la leyenda y la fantasía.
«Un minuto a Pogacar; no esperábamos que nos saliera tan bien y estoy contento de haber podido ayudar a Jonas»
Wout van Aert
Jumbo
En ese punto está el Tour, conmocionado por el zarpazo de Vingegaard. Ha sido imparable. Ha arrancado y se ha ido de forma irresisitible, con rabia, como si además de ganar tuviera que contestar al ruido que ha rodeado al Jumbo en el inicio del Tour, por las desavenencias reales o exageradas con Van Aert. En el tramo hasta Laruns ha tirado con violencia de Ciccone (Trek), Gall (Ag2r) y Buchmann (Bora).
Este jueves, el Tourmalet
¿Y ahora qué? Para empezar, este jueves se sube el Tourmalet, donde se han construido tantos sueños y vivido tantas pesadillas. Al pasar por Sainte-Marie-de-Campan los ciclistas oirán el martillo de Eugène Christophe golpeando el yunque de la fragua intentando arreglar su bici en el Tour de 1913. El ciclismo es ir rápido en bici, pero es también sus viejas historias. Todo le va a hacer falta a Pogacar para levantarse.
«He improvisado, tratando de disfrutar de la carrera, y de un plumazo estoy aquí vestido con el maillot amarillo; es increíble»
Jai Hindley
Bora
El Tour concluye este jueves su paso por los Pirineos con la visita al gran coloso, 17,1 kilómetros de subida al 7,3%, y un tramo terrible de siete consecutivos por encima del 9% antes y después de La Mongie. La meta estará en Cauterets, montaña propicia para el ciclismo vasco. El primer vencedor en su cima, en la edición de 1953, fue Jesús Loroño. En 1989 ganó Miguel Indurain, que llegó de amarillo en 1995.
La armadura de Pogacar está destrozada y el Tour pasa este jueves frente a la forja de Sainte-Marie-de-Campan. ¿Dejará Vingegaard que la arregle o seguirá martilleando el hierro ahora que está caliente?
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