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Tom Dumoulin, ayer en Jerusalén. AFP
Dos caminos que se cruzan
Ciclismo | GIro de Italia

Dos caminos que se cruzan

Dumoulin y Froome son los grandes favoritos del Giro que arranca mañana en Jerusalén. El holandés defiende su victoria del año pasado y considera que el británico no debería estar en la salida

IÑAKI IZQUIERDO

SAN SEBASTIÁN.

Jueves, 3 de mayo 2018, 07:34

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Cuando dos caminos se cruzan, pueden suceder varias cosas. Que alguien ceda el paso o que se produzca un choque de consecuencias imprevisibles. Chris Froome (Sky) y Tom Dumoulin (Sunweb) se encuentran desde mañana en el Giro de Italia y está en juego la supremacía mundial en las grandes carreras por etapas. El dominador en ejercicio se mide al hombre llamado a gobernar con mano de hierro el futuro próximo. Y el duelo se anuncia igualado.

Por desgracia para el aficionado, para el Giro y para el ciclismo en general, el enfrentamiento llega viciado por el caso sin resolver del resultado adverso por salbutamol de Froome en la Vuelta a España. No hay veredicto y el británico no está sancionado.

El primer factor a tener en cuenta será justamente ese, cómo puede afectar al ganador de cuatro Tours de Francia correr con la guillotina sobre su cuello. Uno de los fuertes de Froome es su mentalidad, su capacidad de vivir en su mundo propio, aislado de cualquier presión o expectativa popular. Habrá que ver si consigue mantener esa coraza arropada por su equipo, el Sky, una fortaleza inexpugnable hasta ahora.

Enfrente, Dumoulin llega crecido. Ganó el último Giro mano a mano frente a dos primerísimas figuras como Quintana y Nibali, y arrolló a Froome en el Mundial contrarreloj. Tiene 28 años, cinco menos que Froome, y está en plenitud.

A partir de ahí, la batalla se equilibra. El holandés es mejor contra el crono y el británico es capaz de abrir huecos en montaña, algo que la 'Mariposa de Maastrich' no ha demostrado hasta ahora. Sin embargo, el tulipán sí ha probado que aguanta a cualquiera en los grandes puertos. Con 40 kilómetros contra el reloj y montaña para regalar, no está claro dónde pueden conseguir diferencias, aunque el cilcismo moderno siempre suele caer del lado de las manecillas del reloj.

En cuanto a la experiencia al máximo nivel, Froome es imbatible. Ha ganado cuatro Tours y una Vuelta (pendiente de resolución). Pero Dumoulin tampoco es ningún novato. Ganó el último Giro con una demostración de tablas. También sabe combatir contra la adversidad, tras la dolorosísima derrota en la Vuelta a España de 2015 a manos de Fabio Aru en la última etapa después de ir toda la carrera de líder. Una de esas experiencia que si no mata, curte.

Hasta ahí, los elementos claves de una carrera, en los que prima la igualdad. Pero en el deporte de alto nivel, muchas veces deciden los detalles. Como, por ejemplo, el equipo. Froome contará con David de la Cruz, Kenny Elissonde, Sergio Henao, Vasil Kiryienka y Wout Poels, una verdadera guardia pretoriana. Dumoulin opondrá la calidad de Sam Oomen. El resto del equipo tiene mucho menos brillo (Curvers, Haga, Hamilton, Hofstede, Ten Dam y Vervaeke), pero el Sunweb, como su líder, va a más y puede ser correoso. El conjunto alemán, además, cuenta con que el Sky controlará la carrera, como es su costumbre.

Dumoulin tratará de aprovechar otra ventaja tangencial, que jugará la partida en 'casa'. Es el campeón en ejercicio, conoce la carrera y la forma de correr. Froome lo desconoce casi todo. No hace el Giro desde 2010, cuando abandonó. Solo ha terminado uno, el de 2009, la prehistoria. Por entonces era un ciclista desconocido del Barloworld y aún tardaría más de dos años en asomar en el primer nivel en la Vuelta de 2011, donde fue segundo tras Juanjo Cobo. Pasarían otros dos años hasta que ganó su primer Tour. Si recuerda algo del Giro no tendrá nada que ver con lo que se va a encontrar. Eso sí, ha reconocido con mimo las etapas claves, como la del Zoncolan.

Para empezar, duelo dialéctico

Con todos esos factores en la coctelera, Dumoulin sería ligeramente favorito pero será la carretera la que dicte sentencia, como siempre. De momento, la edición 101 del Giro arrancó ayer en Jerusalén con un duelo dialéctico. Dumoulin, en la preceptiva rueda de prensa, fijó su postura con claridad. «Es su decisión estar aquí. Ya lo dije antes, mi equipo forma parte del Movimiento por un Ciclismo Creíble y si yo estuviera en su misma situación, no estaría aquí. Esto no es bueno para el ciclismo. A todos nos gustaría que no hubiera ocurrido, incluido Froome. Puede que no sea agradable para él. No es bueno para nadie, pero la situación es así y no se puede cambiar».

Poco después, Froome fue tranquilo pero firme en su respuesta: «Entiendo su frustración, pero sé que no he hecho nada equivocado. Tengo el derecho de estar aquí y luchar por la victoria, como tengo el derecho de combatir para demostrar mi inocencia. Quiero ganar y estoy centrado en el Giro». No descarta, incluso, ganar la crono inicial «Es una buena oportunidad. Lograr la maglia rosa pronto puede ser positivo».

Y mientras tanto, Fabio Aru (UAE), la única alternativa verosímil, avisa de que «Froome y Dumoulin están un peldaño por encima, pero estoy aquí para ganar». Llevará la bandera italiana, que puede pesar o dar alas.

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