El Triángulo de las Bermudas gallego

Pero el equipo gallego sabe que su permanencia pasa por sacar adelante los partidos que juega en O Gatañal, que es como una especie de Triángulo de las Bermudas donde cada temporada se producen naufragios sonados, y por completar segundas vueltas que a veces parecen milagrosas.

Con la victoria de este viernes, por un ajustado 27-26 con el último gol a tres segundos del final, los gallegos salen de la zona peligrosa y evitan que los guipuzcoanos pudieran dormir este viernes, aunque fuera con partidos pendientes, en la cuarta posición.

El Bidasoa Irun entró con muy buen pie en el partido, 0-2 y 1-4 con dos goles de Julen y un gol y dos asistencias de Salinas. Siguió mandando hasta el 4-6 pero empezó a escuchar interferencias en su radio. Con Javi Díaz en cinco paradas en el minuto 12 y solo un gol amarillo en siete minutos, el equipo local marcó un parcial de 6-2 y se puso 10-8, la única vez en todo el partido en la que estuvo más de un gol arriba.

En realidad el marcador sonrió al Bidasoa mucho más tiempo, pero lo que cuenta es el final.

Los irundarras enderezaron el rumbo con las paradas de Mehdi Harbaoui (once en la primera media hora, cinco de ellas en los diez minutos previos al descanso) y la eficacia ofensiva. 3-8 en el segundo cuarto de hora y 13-16 en la pausa, que siempre es mejor ir por delante pero no garantizaba el éxito.

Pese a perder la primer posesión, el +4 acabó llegando, con dos goles seguidos de Mikel Zabala que pusieron el 16-20 y motivaron el tiempo muerto local. A la vuelta del mismo empezó a fallar el sistema de navegación, con numerosos errores de pase y cinco minutos sin marcar. Lo aprovechó el equipo vigués para cobrarse un parcial de 3-0 y colocarse a un gol en varias ocasiones.

En ese momento llegó una vía de agua en forma de 80 segundos con dos jugadores menos, en los que fue capaz de marcar Dariel García pero que se saldaron con un 2-1, 3-1 en el final de la segunda superioridad. 24-23 y doce minutos por delante, llenos de nervios y sin acierto por parte del Bidasoa Irun. Después del 24-24 se acumularon un balón perdido, un gol de Víctor Rodríguez (25-25), un balón fuera y una parada a Iñaki Cavero. Como el martes en Portugal, los irundarras no se manejaron bien en el alambre, aunque todavía fueron capaces de empatar a 26 a treinta segundos del final. Con solo tres en el reloj marcó González el gol decisivo, dejando a los amarillos sin tiempo para más.