Nenad Perunicic: «Miro a Irun como mi casa»
El exjugador del Bidasoa recuerda concariño su etapa en el club con el que conquistó una Liga y la Copa de Europa. «Tal vez no éramos el mejor equipo, pero teníamos un espíritu increíble»
Nenad Perunicic es uno de los grandes iconos de la historia del Bidasoa. Su paso por el club irundarra dejó huella tanto por los éxitos ... que consiguió con el entonces Elgorriaga, como por su personalidad, lo que le hizo ganarse el afecto de una afición que casi tres décadas después recuerda con enorme cariño al gigante serbio, hoy director general de Crvena Zvezda y que en un artículo en la web eurohandball.com repasa su trayectoria en la que deja patente el especial cariño que siente por el club irundarra, una entidad que le ha dejado marcado de por vida. «Irun es como mi casa», asegura Perunicic.
En el extenso repaso a su vida, el exjugador del Elgorriaga Bidasoa sorprende al desvelar que se inició en el deporte practicando karate, ya que «cuando era pequeño, Bruce Lee era muy popular y a todos nos encantaba el karate. Es el primer deporte que probé junto con mi hermano mayor, Predrag».
«Gente increíble, un pueblo que vive y respira balonmano, con una mentalidad muy parecida a la mía. Disfruté de mi tiempo allí»
Pasó también por «el atletismo, el baloncesto y el balonmano», deporte este último que le cautivó porque «era el más popular» en su país y en sus partidos «solían venir unas 3.000 personas», lo que suponía «un impulso adicional». Así que «a los 13 años decidí centrarme solo en el balonmano».
Fue tres años más tarde cuando tuvo que dejar su casa para progresar en este deporte. «Crecí en un entorno donde mi padre era la autoridad y lo sigue siendo hasta el día de hoy. Mirando hacia atrás ahora, no sé cómo me permitió tomar una decisión en ese momento», recuerda.
En su periplo profesional, y antes de recalar en Irun, militó en el PSG, donde no cumplió su contrato, acelerando su llegada al Bidasoa. «Se suponía que me quedaría durante dos años, pero surgieron algunos problemas. Tengo un carácter fuerte y a veces la gente no me entendía. Todo eso me llevó a dejar Francia para incorporarme a Elgorriaga Bidasoa».
«Era joven, estaba en mi mejor momento y daba lo máximo en cada partido. Solía hacer tiros desde el centro del campo o desde 14 metros, hacía piruetas, muchas cosas diferentes sin límite»
Es precisamente cuando se refiere a su etapa en el Elgorriaga Bidasoa cuando Nenad Perunicic se muestra más cariñoso: «Hoy miro a Irun como mi casa. Gente increíble, un pueblo que vive y respira balonmano, con una mentalidad muy parecida a la mía. Disfruté de mi tiempo allí», relata.
«Tuve la oportunidad de jugar con campeones mundiales y olímpicos como mis amigos Tomas Svensson y Oleg Kisselev», continúa. «Era joven, estaba en mi mejor momento y daba lo máximo en cada partido. Solía hacer tiros desde el centro del campo o desde 14 metros, hacía piruetas, muchas cosas diferentes sin límite», rememora.
Para Perunicic, «todo encajó en el Bidasoa ya desde el primer año. Tal vez no éramos el mejor equipo, pero teníamos un espíritu increíble. Éramos una familia. Ganamos la Liga y para coronar la temporada, la EHF Champions League».
Obviamente, guarda un especial recuerdo de aquella final y de su partido en Zagreb, territorio croata donde un serbio no era bien recibido en plena guerra de los Balcanes. «Jugamos la final europea contra el Badel 1862 Zagreb, era 1994. Esos dos partidos fueron tremendos, con un ambiente caliente», relata. «Soy el tipo de jugador que obtiene una motivación adicional del ambiente, ya sea positiva por parte de tu afición o negativa por parte de la afición del equipo contrario. Para mí, esa es la esencia del deporte».
«Si me subestimas, exploto»
«En el primer partido en casa ganamos por 10 goles en un ambiente increíble», señala sobre el encuentro de ida disputado en Artaleku. «Sabíamos que iba a ser aún más interesante en Zagreb. Los Bad Blue Boys seguían asistiendo a los partidos de Zagreb, había 12.000 personas en el lugar y sabías que iba a ser una atmósfera incandescente. Algunas personas dijeron que pensaron que me derrumbaría bajo la presión, pero yo era muy terco y quería jugar bien. Si me subestimas, exploto», asevera.
«A pesar de perder 26-27 levantamos el trofeo en Zagreb. Significó mucho», asegura sobre la primera de las dos Copas de Europa que llegaría a levantar en su carrera. «Todos mis primeros grandes éxitos están conectados con el Bidasoa. Nunca pensamos que sería la primera y la última Champions del club», pero «en la temporada siguiente perdimos ante el Barcelona en la final».
«El final de mi historia en el Bidasoa llegó en 1997 cuando la fábrica Elgorriaga, principal patrocinador del club, dejó de dar apoyo económico tras la muerte del propietario, y el club tuvo que despedirme», señala. «Recibí una llamada de Zvonimir Noka Serdarusic para venir a Kiel y jugar en la Bundesliga. Estaba listo para aceptar ese desafío».
Así puso fin Nenad Perunicic a su historia en el Bidasoa, mucho más que un club para el serbio.
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