Eider Tapia: «Mi debut en División de Honor fue algo mágico»
Jugadora del Super Amara Bera Bera y de la selección española juvenil ·
Eider Tapia (Irun, 2005) es, a sus 17 años, presente y futuro del balonmano guipuzcoano y vasco. Formada en la cantera del Bidasoa-Irun, club ... con el que el curso pasado se proclamó campeona de la Copa de Euskadi además de disputar la fase sector del Campeonato de España, la irundarra ha recalado este verano en el Super Amara Bera Bera, donde juega en la posición de pivote. Aún en edad juvenil, Tapia, que a finales de abril fue convocada por la selección española de su categoría, alterna la base con el primer equipo, con el que debutó en División de Honor el pasado 10 de septiembre ante el Granollers, al que marcó un gol.
– Nos atiende recién terminado un entrenamiento con la selección de Euskadi. ¿Cómo le ha ido?
– Bien, gracias. Estamos preparando el Campeonato de España de selecciones que es en enero y ahora toca apretar. El año pasado fuimos subcampeonas y éste también queremos hacer las cosas bien.
– Para quienes todavía no le conozcan, ¿quién es Eider Tapia?
– Creo que soy una persona a la que, por encima de todo, le gusta que todo el mundo esté bien. Si me preguntas en lo deportivo, me considero una pivote que todavía tiene mucho margen de mejora tanto en ataque como en defensa. Mentiría si digo que no me gusta meter goles, pero sé que la clave está atrás.
– Tiene tan solo 17 primaveras pero ya varias experiencias acumuladas que contar...
– Sí, la verdad es que sí. Tanto a nivel de club como de selecciones he podido disfrutar mucho. Sobre todo con la española, porque hubo un momento en el que acepté que había mejores jugadoras que yo y que no volvería a ir, pero cuando recibí la llamada para jugar contra Dinamarca se me cambió la cara. Me hizo mucha ilusión.
– En resumidas cuentas, 2022 ha sido su año.
– Totalmente. Porque si a todo lo anterior le sumas que empecé a entrenar con el Bera Bera con tan solo 17 años...
«Cuando recibí la llamada para jugar contra Dinamarca se me cambió la cara. Acepté que había mejores jugadoras que yo»
– Eso le quería comentar. ¿Cómo se gestó su fichaje?
– A final de temporada empecé a entrenar. Iba varios días. Pero la razón principal es que el Bidasoa no iba a sacar equipo de Liga Vasca por falta de jugadoras y yo quería seguir. Ahora hago casi una hora de viaje porque vengo a Donostia en Topo, pero soy feliz.
– ¿Está satisfecha con el trabajo realizado en Irun durante este tiempo?
– Sí, muy satisfecha. Empecé con el balonmano en eskola kirola y he estado desde alevines hasta juveniles. Cada año ha sido especial, he tenido grandes entrenadores y hemos conseguido logros muy bonitos para el club
– Ahora en Donostia forma parte todavía del equipo juvenil, pero entrena casi siempre con el primer equipo. ¿Qué supone eso para usted?
– Siento que es una responsabilidad porque no quiero hacerlo mal. Es un salto muy grande y es posible que por momentos te sientas presionada, pero yo siempre intento hacerlo lo mejor posible para ayudar al grupo.
– ¿Cuáles considera que son las mayores diferencias entre una categoría base y la élite profesional?
– Diría que la velocidad, la calidad del pase, los tiros a portería...
– Su posición, la de pivote, es dura porque tiene que lidiar con gente muy fuerte.
– Y que lo digas. Es una tarea difícil, pero con el tiempo espero acostumbrarme y ser una más.
– ¿Qué me puede contar de Shula Gavilán y Polonio? Sus dos compañeras.
– Que son una maravilla. Es una gozada entrenar con ellas porque aprendes de cada acción y ya fuera de la pista son dos personas a las que puedes acudir para cualquier tema en cualquier momento. Son un amor.
– ¿Tiene alguna referente? ¿Alguien en quien se fije?
– Varias, pero si tuviera que decantarme por una sería por Kari Brattset Dale, pivote del Gyori y la selección noruega. Llevo viéndola años y me parece muy completa. De las que he visto jugar, me quedo con María Zaldua, que además es de Zarautz.
– Hablemos de su debut en la Liga Guerreras Iberdrola.
– Fue algo mágico. Saltas al campo a jugar tus primeros minutos y marcas un gol. Estaba en una nube.
– ¿Y ahora qué?
– Espero seguir igual de bien, pero siempre con los pies en el suelo.
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