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Un aficionado protesta en la grada en el partido de este sábado entre el Bera Bera y el Araba en el polideportivo de Bidebieta. Lobo Altuna
Violencia verbal en el deporte

«Es un problema muy serio»

Dos árbitros de baloncesto fueron insultados el fin de semana pasado en Gasteiz por padres de jugadores en partidos de cadetes, en un fenómeno que se repite

Enrique Echavarren

San Sebastián

Domingo, 19 de marzo 2023, 07:25

La violencia en el deporte tuvo el pasado fin de semana en Gasteiz un nuevo episodio lamentable protagonizado por padres que insultaron a los árbitros ... en dos partidos de categoría cadete de baloncesto de los equipos Easo y Askatuak, que se disputaron en distintos escenarios. El primero tuvo lugar en el polideportivo del colegio Divino Maestro durante el tercer cuarto del duelo que enfrentaba al Araba y el Easo de Liga Vasca cadete femenina. El árbitro tuvo que expulsar a un padre tras invadir este la pista con ánimo de agredirle.

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El segundo tuvo lugar en el polideportivo San Andrés en un partido también de Liga Vasca, en este caso masculino, entre el Araba y Askatuak. El padre de un jugador del equipo donostiarra recriminó al colegiado, con insultos graves, su diferencia de criterio. También fue expulsado del pabellón, pero en este caso esperó en la calle la salida del árbitro para criticarle su actuación.

Jon Txakartegi, director gerente de la Federación Guipuzcoana, reconoció que «es un problema muy serio, se está jugando con las emociones de una persona, a la que se le quitan las ganas de volver a pitar un partido. Lamentablemente, todavía hay gente que no se da cuenta, o no quiere, que el árbitro es un deportista más, como cualquier hijo o hija. A nadie le gusta tener que aguantar insultos mientras está desarrollando su trabajo».

«Este tipo de personas creen que llevan la razón cuando insultan o agreden»

Jon Txakartegi

Director gerente de la Guipuzcoana de baloncesto

Considera que «entre todos hay que asumir que tenemos un problema a nivel de base, pero también en la élite. Se emiten por televisión imágenes de jugadas polémicas, donde hay insultos e improperios, y eso, lamentablemente, se traslada al deporte base. Este año hemos tenido conocimiento de comportamientos inadecuados en las gradas en partidos de categorías inferiores. No agresiones, pero sí amenazas e insultos. Eso tiene incidencia en el árbitro, pero también en el entorno más cercano del deportista, como puede ser su familia. A nadie le gustaría ver a su padre desencajado protestando en la grada una decisión arbitral. Estaría avergonzado, pero lo malo es que cada vez hay más acciones de este tipo».

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Txakartegi es tajante y cree que este tipo de actitudes hay que erradicarlas de las canchas cuanto antes. «No hay que poner paños calientes. Tenemos un problema, que es muy grave. Entre todos hay que buscarle una solución. Cada vez proliferan más estas actitudes, se ven en distintas canchas y se les da más notoriedad. En el mundo del baloncesto estamos muy preocupados. Parecía que estábamos libres de pecado con respecto a otros deportes en esta problemática, pero ya no. Aún así, no se pueden comparar con lo que sucede en otros deportes.

A su entender, no hay justificación alguna. «Este tipo de personas, cuando increpan, insultan o agreden, creen que llevan la razón, pero nada justifica este tipo de agresiones. Estas conductas están completamente fuera del deporte y hay que erradicarlas de las canchas de baloncesto, pero también de las de otros deportes».

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Circunstancias negativas

Piensa que «el baloncesto tiene una cultura distinta a la de otros deportes, otro público, no se pueden comparar. Las actitudes son diferentes. Por poner un ejemplo, no existe ese grado de agresividad con el árbitro. Insisto, no hay actitudes verbales agresivas, ni protestas. Estamos preocupados por que cada vez se están dando más circunstancias negativas, más casos como los que han sucedido en Gasteiz. En el baloncesto siempre pensábamos que era una cosa que sucedía en otros deportes, pero hay que ser realistas. Hay que tomar medidas para evitar que vaya a más. Desde la Federación nos sumamos a la condena de los hecho que ya han realizado Askatuak y Easo. Son hechos aislados, pero cada vez se producen con mayor asiduidad. Ahí radica el peligro».

«Hay que concienciar a los familiares que acuden a ver a sus hijos. No vale sólo con sancionar, hay que buscar una solución»

Manu Díaz

Presidente de la Guipuzcoanade fútbol

Txakartegi subraya que «es una cuestión de cultura, de respeto mutuo. Hay que tener tolerancia cero con estas actitudes y señalar y detectar a los pocos que incumplen las mínimas normas de convivencia. No se puede convivir con ello. Hay que saber diferenciar entre padres, familia y público. No podemos ser cómplices con nuestro silencio. Si vuelve a pasar en un partido hay que hacerlo público y denunciarlo. No hay que esperar a que el árbitro mande desalojar del pabellón a esa persona. Deberían ponerse en práctica cuanto antes campañas de sensibilización para que estos hechos no vuelvan a producirse, no podemos ser cómplices».

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«El baloncesto es igual que otros deportes –añade–, muchos de nuestros deportistas practican otras disciplinas. Si creemos que la cultura del baloncesto es distinta, estamos mirando hacia otro lado. Sería un error pensar que es más tolerante, que está destinado a un público diferente. Los padres son los mismos, ya juegue su hijo a baloncesto, a fútbol o a cualquier otro deporte. Antes no había este tipo de incidentes, pero por desgracia cada vez son más numerosos. Parecíamos libres de pecado, pero ya no».

No cree que estos incidentes se deban a falta de educación. «Tras la pandemia del coronavirus, el nivel de crispación global se ha incrementado, pero los cambios culturales no han sido tan drásticos». Y es tajante al afirmar que «todos reconocemos que tenemos un problema, pero ese problema sí tiene solución. Hay que reconocerlo y darle la importancia que tiene. Pero si no se adoptan medidas ahora, si normalizamos estas conductas, puede ir a más».

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El precedente de Trintxerpe

El de Gasteiz no ha sido el único caso de agresiones a colegiados en los últimos meses. El pasado 11 de diciembre de 2022, el padre de un jugador juvenil del Trintxerpe, de la categoría Preferente, agredió a un árbitro asistente en el campo de Trintxer. De inmediato, el club condenó los actos y pidió perdón al linier, además de no permitir la entrada al campo al agresor.

Manu Díaz, presidente de la Federación Guipuzcoana, señaló que «las agresiones a los árbitros se trata de un problema transversal que, desgraciadamente, se refleja en todos los deportes, no solo en el fútbol. Tiene una raíz social que se ha agrandado por la pandemia del coronavirus. Los incidentes en las gradas han aumentado los dos últimos años y el nivel de tolerancia ha descendido muchísimo. Desde la federación no admitimos ningún tipo de insulto a los colegiados, ni amenazas. El seguidor de cualquier equipo debería ir al campo únicamente a animar o a disfrutar del deporte. Nadie vive del fútbol en aficionados. Lo ideal sería poder disfrutar de un deporte en un ambiente sano».

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«En la Federación Guipuzcoana organizamos más de 300 partidos cada fin de semana, en los que se mueven alrededor de 24.000 personas y, afortunadamente, no suelen producirse incidentes relevantes, como mucho media docena a lo largo de la temporada. Y eso a pesar de que en algunos partidos haya mucha tensión por los puntos en disputa o por la rivalidad», apunta.

Cree que «se trata de un problema de educación a nivel de la sociedad. Se ven continuamente comportamientos antisociales que luego, lamentablemente, se reflejan en el deporte. Hay que concienciar a los familiares que acuden a ver a sus hijos. No vale sólo con sancionar, hay que buscar una solución».

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A su juicio «las sanciones que se están imponiendo están siendo muy duras, pero no vale sólo con esto. Ha habido seis clubes guipuzcoanos cuyos campos han sido sancionados con el cierre al menos una jornada por dicho motivo. Curiosamente, en el fútbol profesional no se ha cerrado ninguno en el último año. Es necesario un diálogo entre clubes, jugadores, familiares y árbitros para encontrar una solución. Aquél árbitro asistente que fue agredido en Trintxerpe volvió a arbitrar a la semana siguiente. Alguien perdió los papeles ese día, pero, afortunadamente, no es algo común cada jornada».

Díaz desvela que «el fútbol no es el único deporte en el que se producen estos desagradables acontecimientos, pero lo que pasa es que tiene más visibilidad, más repercusión en los medios de comunicación. En definitiva, se le da más bombo. En los deportes de equipo hay tanganas, enfrentamientos en las gradas donde hay pasión».

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Y puntualiza que «los árbitros de categorías inferiores cobran, pero muy poco. Neto pueden ser más o menos entre 20 y 30 euros, dependiendo de la categoría. Pero no compensa y tienes que aguantar a veinte personas insultándote todo el partido, incluso cuando ya ha acabado».

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