Borrar

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Aquí arriba hay trece mil tíos medio locos dejándose las manos para aplaudir a Niko Laprovittola que acaba de firmar una de esas exhibiciones que marcan cualquier edición de la Copa. Lo de menos son las cifras exactas de puntos anotados, de asistencias o de ventajas obtenidas mientras estaba en la pista. Lo que importa de verdad es que el base argentino ha marcado con su sello toda la tarde y ha llevado a la victoria al Joventut frente a un Baskonia que no ha encontrada manera alguna de frenarle. Y eso desde que voló el primer balón hasta el final.

Mientras ha estado sobre la pista, que ha sido prácticamente todo el partido, Baskonia no ha dado nunca la sensación de que podía ganar. De hecho cuando los alaveses consiguieron cambiar un 16-31 por un 34-33 fue aprovechando los cuatro minutos que el argentino estuvo sentado. Y en el último cuarto cuando los de Perasovic se acercaban a sólo tres puntos era en el minuto de respiro ofrecido por su entrenador. En ese momento ha podido cambiar la suerte del choque pero el cinco alavés no ha sabido hacerlo. Dos perdidas de balón han disparado los temblores de un equipo que quería verse en semifinales como casi siempre y que en este momento está preparando una precipitada vuelta a casa.

Perasovic no ha encontrado recursos para frenar al líder verdinegro. Ni Vildoza ni Marcelinho podían con él y ha tardado quizá demasiado en intentar algo más con un jugador más físico. Pero no ha sido sólo eso. El Joventut en conjunto ha sido más dinámico, más equipo que Baskonia. Y si la estrella la tiene el rival y sus compañeros le ayudan más que lo que se ayudan entre sí tus propios jugadores... Pues hay poco que hacer. Sólo cabe esperar sacar alguna lección de una noche negra para el representante vasco y dulce, muy dulce, para una reducida representación verdinegra que hoy tienen delante otra dura prueba. Sólo cabe esperar que Nico Laprovittola se recupere de esos cerca de 35 minutos en los que ha impartido una clase magistral de baloncesto. Qué exhibición, qué delicia y también... Qué faena. Otro año será.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios