Dosis de confirmación y juventud en Elgoibar

Las dos carreras absolutas fueron muy diferentes. Kenia sumó su duodécimo triunfo en mujeres y Etiopía, por su parte, acumula ahora el mismo número en hombres. Obiri es atleta de Nike y Worku, en cambio, de Adidas. De hecho, se podría decir que el jovencísimo ganador fue un buen soldado de la marca alemana ante el gran ejercito de corredores de la estadounidense, acostumbrada en los últimos tiempos a monopolizar los grandes resultados.

Fue el eritreo Kifle quien se atrevió a tirar del grupo inicialmente, incluso tratando de endurecer el ritmo. Toni Abadía, séptimo finalmente, resistía cerrando el grupo... ¡Hasta que Worku quiso! Porque el adolescente que podía haber corrido en categoría sub20 de haber querido, como su compatriota Barega hace dos años, destrozó la carrera entre el cuarto y el quinto kilómetro. 2:50 fue su parcial en el quinto. Sólido en las complicadas rampas de Mintxeta e inmenso en llano. Así fue su cabalgada hasta la meta. Completó el sexto kilómetro de los 10.796 metros aventajando en unos veinte metros a Kifle, quien trataba de resistir, aunque siendo consciente de que, por detrás, el keniano Yator, segundo finalmente, y el estadounidense de origen keniano Chelimo, que lucía el dorsal 1, sabían que podían auparse al segundo puesto en caso de desfallecimiento del eritreo.

Kifle fue tercero al final, mientras que Worku, con el dorsal 9, ofreció un espectáculo en solitario que culminó con una entrada en la pista de atletismo a toda velocidad. 24 segundos separaron a este joven que promete y que fue segundo hace diez meses en el Mundial júnior –por detrás de Mengesha, quinto ayer– y a Yator. Abadía, Mayo y Carro entraron en el top 10.

«Soy la mejor y lo sé». Algo así debió pensar Obiri, la única atleta junto a Kenenisa Bekele que cuenta en su palmarés con títulos mundiales de cross, pista cubierta y aire libre. Y con victorias en Elgoibar, aunque ella ya lleva una más que el ahora maratoniano. Cuando quiso apretar, que no fue hasta el último giro, lo hizo. Y consiguió dejar atrás a una batalladora Chebet, que se pegó a su compatriota –por cierto, triplete keniano y gran quinto puesto de Irene Sánchez-Escribano– y entró a solo seis segundos de ella. El ritmo que puso Obiri –con un correr poderoso aunque no demasiado bello; eso sí, con zancada larga y braceo– era bueno al principio y eso hizo que Chelimo se descolgara rápidamente. Al paso por el quinto kilómetro, también se quedó Cherono y ya solo quedaban la favorita y Chebet. El desenlace ya lo saben. Atacó bajando. Y disfrutó al verse con su segunda txapela en la cabeza. Cumplió con creces. Y esperó más que en 2019. Porque dio la sensación de que, de haber querido, la victoria hubiera llegado con un ataque más tempranero.

Lia Lemos y Etson Barros, los dos portugueses, se hicieron con la victoria en la categoría sub20, es decir, en el Memorial Mamo Wolde que se disputa desde 2003. Ángela Viciosa, hija de un exatleta de mucho nivel como Isaac, fue segunda, mientras que Hugo de Miguel acabó segundo en categoría masculina.

Casualidades de la vida, justo el día en el que se disputaba el Cross de Elgoibar, el ganador del año pasado, Rhonex Kipruto, logró en Valencia el récord mundial de 10 kilómetros en ruta (10K). El atleta keniano marcó 26:24 en una jornada en la que el suizo Julien Wonders, tercero en meta, estableció una nueva plusmarca europea de la distancia con un crono de 27:13. Sheila Chepkirui fue la vencedora en categoría femenina (29:46).

Por otra parte, la pertiguista arrasatearra Malen Ruiz de Azua, que se estrenaba como atleta del Valencia, saltó 4,40 metros el sábado en un control de marcas desarrollado en Anoeta, mejorando en dos centímetros su marca. El realista Istar Dapena superó el listón en esta ocasión en 5,10 metros.

Los protagonistas:

El papel desempañado por Irene Sánchez-Escribano ayer en Elgoibar solo se puede calificar de brillante. Acabó quinta y fue la mejor europea en meta. «Itálica es mi próximo reto, de cara a seguir preparando el Campeonato de España de campo a través de marzo», aseguraba ilusionada. «Es increíble cómo viven este cross aquí. Animo a todo el mundo a que venga a verlo porque, de verdad, merece la pena. Es una fiesta espectacular y la gente te anima desde la salida y hasta el final». Por estas cosas, Elgoibar se ha convertido anualmente en una cita ineludible.

Toni Abadía llegaba a Elgoibar en plena forma. Fue valiente y logró un meritorio séptimo puesto, el mejor español en meta. Siete días antes, en Zornotza, el aragonés fue segundo. «He sufrido mucho más en Elgoibar que en Amorebieta», aseguraba soñando con repetir experiencia olímpica este año. «Tengo que seguir trabajando con humildad. Pero éste está siendo mi mejor inicio de temporada de siempre». Junto a su compañero Carlos Mayo, octavo, protagonizó el momento más emotivo al fundirse en un abrazo al llegar los dos a meta en Mintxeta.

La navarra Maitane Melero cruzó en 12ª plaza la meta a 2:11 de la campeona mundial Obiri. Llegó «satisfecha» y pudo disfrutar del podio, ya que fue la primera euskalduna. «El de Elgoibar es un cross espectacular. El público no deja de animar. En esta ocasión el terreno estaba en muy buenas condiciones y se podía correr rápido», aseguraba tras recoger su premio. «Esto es un cross de verdad: con cuestas, con barro... y público increíble». El guipuzcoano Unai Arroyo (20º), gracias a una carrera de mérito, recibió el mismo galardón en categoría masculina. Lachgar fue 25º.