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Alazne y Fidel, con los mellizos Telmo y Libe, con camisetas de la Behobia.
«En casa, la fiesta llega el fin de semana de la Behobia - San Sebastián»
behobia - san sebastián

«En casa, la fiesta llega el fin de semana de la Behobia - San Sebastián»

Tras una visita a la ginecóloga, la vida de Alazne y Fidel cambió. Entró el virus de la carrera y ahí sigue

KAREL LÓPEZ

Sábado, 12 de noviembre 2016, 08:49

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Con poco más de un año corrieron los mellizos Libe y Telmo su primera Behobia Txiki, impulsados, claro, por sus padres Alazne y Fidel, participantes tras una visita a la ginecóloga y después de recibir un regalo muy especial.

Dicen que el mayor error que se puede cometer en la vida es no intentarlo. Eso fue, quizás, lo que debió pensar Alazne Mujika cuando el 22 de septiembre de 2009, justo cuatro meses después de haber sido madre de los mellizos Libe y Telmo, se lanzó a correr veinte minutos por las calles de San Sebastián. ¿Por qué no intentarlo? Ella, azkoitiarra que llegó a la capital guipuzcoana con 30 años, asegura que nunca antes se había calzado las zapatillas con la intención única y exclusiva de salir a correr. Ahora, en cambio, ese exitoso intento se ha convertido en un saludable hábito casi diario. Por supuesto, la Behobia de mañana le espera.

«Tendrás que quedarte en casa como una marquesa», le dijo la ginecóloga -y atleta veterana- Macu Zuzuarregui cuando al cuarto mes de gestación de su embarazo gemelar, el 7 de enero de 2009, firmó su baja «por riesgo de dilatación». Delante, en ese mismo instante y en la oficina de la ginecóloga, una foto que cambió la vida de Alazne: Macu corriendo, feliz, la Behobia. «Juré que acabaría corriéndola». Dicho y hecho, aunque su primera vez llegó de una forma inesperada...

«Durante el verano de 2010, poco más de un año después de dar a luz el 22 de mayo de 2009, al ver que seguía saliendo a correr con regularidad, le regalé un dorsal muy especial. Ella no se atrevía a comprarlo», relata Fidel Pérez, marido de Alazne. Por supuesto, era el dorsal de la Behobia. Pero Alazne no fue la única que corrió. «Aprendieron a andar en verano de 2010. En noviembre ya estaban corriendo la Behobia Txiki en Alderdi Eder. Y hasta hoy», cuentan. Esta tarde será el turno de Telmo y Libe, que participarán por séptima vez en la prueba para los 'txikis'.

Un cosquilleo especial

Para esta familia de 'korrikalaris' el día de la carrera y las jornadas previas son especiales. «Hay hogares en los que celebran de manera especial Halloween o el Carnaval. En nuestra casa, el fin de semana festivo llega con la Behobia. Son días especiales para nosotros. Los 'peques' también se ponen nerviosos, sienten ese cosquilleo...», señala Alazne, quien también tiene en el punto de mira el Maratón de San Sebastián.

Este año, Fidel tendrá que perderse las dos carreras por una inoportuna lesión en el piramidal. Salía en la Behobia desde 2011, una edición después de que corriera su mujer. «Se picó», destaca entre risas Alazne. «Antes andaba en bici, pero ahora nos organizamos los dos para salir a rodar por las mañanas». Lo mismo pasó con la Maratón de San Sebastián. Alazne se estrenó en 2012 y Fidel, en 2013. «Si no es por ella no la termino», asegura. En la Behobia, 1h31 es el mejor crono de ella y 1h22 es el de él.

El laureado entrenador de beisbol Tommy Lasorda decía que «la diferencia entre lo imposible y lo posible es un corazón con voluntad». A pesar de sus apretadas agendas -ella es vicedecana en la Universidad de Deusto, y él, conquense que llegó a San Sebastián en 2007, trabaja en Sayma-, Alazne y Fidel tiran de voluntad y de madrugones para completar sus entrenamientos. «Nos dividimos la semana. Nos despertamos a las 5 o 5.30 horas de la mañana y uno sale los lunes, miércoles y viernes y el otro, en cambio, los martes y jueves», explican, conscientes de que es la única manera de poder llegar a todo.

Y los fines de semana tampoco descansan. «Los sábados también vamos por turnos. Uno sale hacia las 7.30 con el grupo de Donostiarrak, un maravilloso grupo de 'locos del running', y el otro lo hace a las 9, solo». Todo sea, claro, por sus hijos. Cada año les queda menos para poder empezar a ir con sus aitas a rodar. Mientras tanto, los viernes van a la piscina. La montaña, los patines, los balones... son, además, parte de su día a día.

«Mamá, papá... ¿quién tiene mañana la tirada larga?», suelen preguntar Telmo y Libe. «¿Por qué no descansáis?». Alazne y Fidel no lo hacen porque saben que ese es su momento del día, su instante de tranquilidad, de hacer aquello con lo que disfrutan.

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