El Zinemaldia abre sus puertas a la memoria
Cartas inéditas de Buñuel, telegramas de protesta y la partitura de la sintonía de la primera edición, entre las joyas que conforman el archivo del Festival en Tabakalera
En el corazón de Tabakalera la modernidad se entrelaza con la historia. Lejos de aquel tópico del archivo amarillento, late un área en la que, ... entre paredes pulcras y aire fresco se preservan las huellas de más de siete décadas de cine, cultura y memoria. No es un lugar detenido en el tiempo, sino un espacio vivo, «más vivo que nunca», custodiado por manos expertas que restauran, digitalizan y dan nueva vida a cada carta, fotografía y cartel que forma parte de los más de 70 años de historia del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
Es mucho más que un depósito documental: «Es una oportunidad, una puerta abierta al pasado que permite comprender no solo la evolución del Festival, también los vaivenes culturales y sociales desde los años 50 hasta hoy». Así introdujo Irati Crespo, responsable de Artxiboa, la –primera– visita «multitudinaria» a las instalaciones de Tabakalera. «Habitualmente suelen ser investigadores, docentes, autores o algún cinéfilo los que acuden a consultar el archivo, sin embargo, gran parte de los materiales ya son de consulta popular en la versión digital del fondo documental: artxiboa.sansebastianfestival.com.
El proyecto 'Zinemaldia 70: todas las historias posibles', desarrollado entre 2019 y 2022, fue el motor para que esta colección de más de 4.100 documentos, que incluye desde correspondencia y fotografías hasta carteles y diarios. El archivo se presenta como un recurso cultural de primer nivel, abierto al gran público, gracias al Zinemaldia, la Elías Querejeta Zine Eskola (EQZE), la Filmoteca Vasca, Medialab Tabakalera y Kutxa Fundazioa y la colaboración de Loterías y Apuestas del Estado.
La negativa de Buñuel
Entre todos los tesoros rescatados del pasado destacan cartas, telegramas y notas manuscritas. Hay una cuyo remitente es conocido por todos: Luis Buñuel. «Se trata de una respuesta a la invitación del Zinemaldia». Datada en 1960, el cineasta escribe desde Madrid, y por casualidad. Está de paso, pero no por gusto. Exiliado, había tenido el permiso de viajar a España para visitar a su madre. Agradece el gesto, pero dice que no podrá asistir, que debe regresar a México.
El documento había pasado desapercibido hasta el momento. «Pensábamos que el único contacto del Zinemaldia con Buñuel había sido la gestión por su visita a Donostia en 1977, pero ahora sabemos que hubo intentos previos», explicó Crespo, mientras guardaba el folio manuscrito por el realizador, que entonces se encontraba ultimando el rodaje de 'Viridiana'.
Finalmente, el aragonés accedió a dejarse ver por el Zinemaldia. Era 1977 cuando Buñuel aceptaba, «con la condición de que no le molestasen», visitar Donostia. Recibió una Concha de Oro especial en una gala –presentada por Mónica Randall– en la que se proyectó 'Ese oscuro objeto del deseo'. Allí coincidió con Carlos Saura. Un encuentro de cineastas que hasta ahora nadie había revelado y que es una de las más 55.000 piezas del fondo fotográfico del festival.
Iván Zulueta, autor del primer cartel en euskera
Entre las joyas que custodia Artxiboa, los carteles ocupan un lugar singular. Ilustran la esencia y la efervescencia cultural de la época. Un catálogo «que presenta algunas lagunas y que van completando poco a poco». Uno de los más destacados es el de 1988. Diseño del cineasta Iván Zulueta que incluyó por primera vez el título del festival en euskera, «una declaración simbólica del reconocimiento a la cultura vasca». Al catálogo de carteles, se suman la pintura que ilustró la edición de 1977. Obra de Rafael Ruiz Balerdi, primer pintor que llevó a cabo tal tarea. Crespo también destacó el inédito –jamás llegó a convertirse en cartel oficial de ninguna sección–, hecho manualmente por la Asamblea feminista por el primer Cíclo de Mujeres Cineastas.
«Las imágenes nos han llevado a responder preguntas cuyas respuestas hasta ahora desconocíamos», detalló Crespo. Por ejemplo, la presencia de la primera mujer directora en la Sección Oficial. «Fue la soviética Yuliya Solntseva. En 1965, su película, 'El desna encantado' compitió por el máximo galardón y fue su realizadora quien representó el filme, en compañía de la delegación rusa, el director Alexander Stelper y Anatali Orlov en el Teatro Victoria Eugenia.
Primera sintonía
Entre los documentos que emergen del archivo como pequeñas revelaciones hay uno especialmente simbólico y «novedoso, porque hace tan solo 48 horas que supimos de él», añadió la responsable de Artxiboa. Se trata de la partitura de la primera sintonía que sonó en la inauguración del Festival de San Sebastián, en 1953. Irati Crespo extrajo el papel con cautela: amarilleado por el tiempo, como muchos de los materiales que componían el archivo en su antigua sede de Martutene.
«Fue un arduo trabajo trasladar aquí, su sede natural, todo y restaurarlo». Muchos de los documentos habían sufrido el paso del tiempo y la humedad comenzaba a deteriorarlos. «Por fortuna, ahora lo guardamos todo aquí y seguimos trabajando también en la digitalización», automática desde la edición de 2008.
Otras novedades que el fondo documental del Zinemaldia ha sacado a la luz son los telegramas enviados por diversos cineastas europeos para la edición de 1975. «Pese a la agonía de Franco, la edición del festival ese año transcurrió con total normalidad», contextualizó Crespo.
Se trata de una colección de cables azules, empaquetados, en los que intelectuales, críticos y realizadores –nacionales e internacionales– protestaban contra los juicios sumarísimos del franquismo y comunicaban su intención de no participar en la Sección Oficial. Archivos que no solo registran un festival, sino que se erigen como testigos directos de la historia política, cultural y cinematográfica de un país. Materiales que ofrecen un relato del pasado del Festival «más longevo del Estado», necesario para entender su presente y afrontar el futuro.
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