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Txuspo Poyo Mendia y Jaime Cuenca. ULISES PROUST
Un nombre, Izaro, y sus (im)posibles significados

Un nombre, Izaro, y sus (im)posibles significados

66 Festival de Cine de San Sebastián ·

Txuspo Poyo, artista llegado a la imagen en movimiento desde el collage, las instalaciones o el maquinismo, teje mil referencias en torno a la isla de Bermeo

BEGOÑA DEL TESO

Martes, 25 de septiembre 2018, 09:03

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Izaro' (última proyección hoy a las 22.15 en la sala 7 del Antiguo Berri) dura 62 minutos pero contiene decenas de pistas, docenas de textos, centenas de referencias y miles de metáforas que al final tejen una red tupidísima a partir de lo que al principio parece un brillante deshilachado. En un trabajo de montaje espectacular, Txuspo, nacido en Alsasua en 1963 y con obra, proyectos y exposiciones en el Guggenheim, en galerías como Moisés Pérez de Albéniz, festivales como el File de Sao Paulo o centros como el Koldo Mitxelena donostiarra, obtiene un audiovisual fascinante que sorprende desde sus primeras imágenes; de una ballena pasamos a la construcción de una nao por unos carpinteros de ribera, pareciendo su carcasa de madera las costillas del cetáceo. Éste, a su vez, se transforma en el encofrado de un edificio que fue historia: la torre Windsor de Madrid, 106 metros, elevada en 1975 y convertida en cenizas y esqueleto de hierros y vigas por un atroz incendio sucedido en febrero de 2005 y aun sombreado por la sospecha y los misterios sin respuesta

El video, exhibido en la sección Zinemira, juega con casi todas las referencias (im)posibles de la palabra 'Izaro'. Que es una isla, por supuesto. Pero también un nombre de mujer. Pero también un nombre de varón. Pero también el de un atunero equipado con tecnología futurista que faena cerca de las Seychelles. Pero también el título de la obra de Néstor Basterretxea presente en la sede del Parlamento Vasco. A partir de todos esos significados (y de otras tantos), entrecruzándolos, retorciéndolos, apretándolos, (des) dibujándolos, Txuspo introduce referencias a María Magdalena, patrona de Bermeo, a mil más una películas (desde 'Moby Dick a 'Piratas' y 'Dr No'), fractura la pantalla en cuatro y nos recuerda que hubo una distribuidora y productora llamada Izaro Films. Con los beneficios de títulos protagonizados por Fernando Fernán Gómez, Carlos Larrañaga, Rafaela Aparicio, Pajares, Esteso o Antonio Ozores y con las ganancias de decenas de salas de cine, la familia Reyzábal construyó la torre Windsor.

Esa es la materia, el magma sobre la que Poyo edifica 'Izaro', entretejida igualmente sobre, con, ante, para y por los textos de Jaime Cuenca, sociólogo, profesor en Deusto y crítico de arte. En ellos se reflexiona sobre el reflejo de las cosas, la victoria aclamada, el poder que se va diluyendo y otros asombros mientras una voz en off habla de los cines cual grutas labradas donde los cuerpos recuperan su luz y mientras periódicos y noticieros del pasado comentan que en Bermeo Franco, Caudillo de España, cazó, tras «nueve horas de encarnizada lucha» un cachalote de 38 toneladas que una vez llevado a puerto por el yate 'Azor' acabó desprendiendo tremendo hedor.

En el video de 62 minutos de Poyo, autor de otro trabajo titulado 'El túnel de La Engaña', un 'no lugar', crepuscular, abandonado y llamado a ser el más largo de un país que salía de su guerra más cruel en el que trabajarían, allí también, presos republicanos, se vislumbra una titánica labor de búsqueda, creación y editaje. Tan increíble que duró dos años y medio. Tan increíble que muchas veces suena a lo que suenan las mixtificaciones de ese hacedor de sonidos que es Alex Mendizabal. John Donne escribió que ningún hombre es una isla. Según Txuspo y sus colaboradores, todos somos, a veces, Izaro.

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