Hasta donde alcanza mi memoria siempre he deseado ser actriz, para poder así vivir muchas vidas, ser otras mujeres, en otros lugares, otras pasiones..
Mis ... padres, grandes cinéfilos, de esos que cruzaban la frontera a ver películas, que entonces aquí estaban censuradas. A su lado tuve la suerte de descubrirlo en sus mejores expresiones. El cine se convirtió en mi pasión, en aquella ventana que al asomarme me descubría otras realidades, me permitían conocer otras culturas, otros momentos históricos, disfrutar de actores que me emocionaban.
Y todas esas emociones fueron alimentando mi deseo de ser actriz, de formar parte de ese mundo, al igual que lo hizo el Zinemaldia, mi cita anual más esperada desde mi más tierna adolescencia. Acudía a todas las proyecciones que mi edad y mi horario escolar me permitían.
El de San Sebastian es uno de los mejores festivales del mundo, donde el rigor, el respeto y amor por esta industria se ve en cada edición. Vivirlo me permitió ser espectadora de grandes películas, afinar mi criterio, ver directores y actores que admiraba y descubrir que eran de carne y hueso y que por lo tanto mi sueño no era tan inalcanzable. Y a por él fui. Y tuve la enorme fortuna, con mucho esfuerzo, dedicación y sacrificio de conseguirlo y de volver al festival no solo como espectadora. Como presentadora de las gala de inauguración y clausura junto a mi querida Barbara Goenaga. Pero sobre todo he tenido la inmensa fortuna de vivir el Festival desde mi prisma más deseado, el de mi profesión, presentando películas, como 'El Hombre de las mil caras', de Alberto Rodríguez, o 'La Ballena Real' que presentamos en el velódromo, cortometraje que rodé bajo la dirección de Julio Medem y varias películas de mi filmografía que se proyectaron en Made in Spain, la última el año pasado, 'El color del cielo'.
Y aquí sigo trabajando y soñando con volver al Festival que me ha visto crecer y al que deseo profundamente seguir vinculada. Larga y feliz vida al SSIFF!
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