En un festival de cine hay competiciones entre las películas seleccionadas, pero también hay un certamen no oficial de pedantería. Una muestra cinematográfica es territorio ... fértil para los snobs. Y lo sé de buena tinta porque hará cosa de 30 años rompí el pedantómetro aquí en Donosti, cuando mi madre me posibilitó una pira del colegio para asistir a una proyección del festival. La ausencia escolar era necesaria porque la película que quería ver se proyectaba solamente un martes a primera hora de la tarde. Pero la presuntuosa no fue mi madre. Ella se limitó a escribir una nota para el profesor en la que decía que yo tenía médico y a comprarme la entrada para la sesión. La pedantería estaba en la cinefilia de un petulante pre-adolescente donostiarra. Ese martes en el Petit Casino de la Parte Vieja proyectaban, con acompañamiento de piano en directo, 'El gabinete del doctor Caligari»'.
Publicidad
Practicar absentismo escolar para ver una película muda del expresionismo alemán me definía como chaval insufrible, pero es algo que define a mi madre como una persona generosa, cariñosa, estupenda. Creo que mi mayor suerte ha sido tener unos padres que no sólo han permitido que persiguiera mi vocación sino que me han animado a ello. Oigo historias de compañeras y compañeros de profesión que han tenido a su familia en contra y me doy cuenta de lo insólito del apoyo que siempre tuve.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión