Botadura nao San Juan
Xabier Agote: «Queremos que la nao llegue a Canadá en verano de 2027 tras un viaje de dos meses»El inspirador del proyecto explica cómo será este viernes la botadura en Pasaia. «No habrá sustos: vamos a meter 50.000 kilos de piedras para asegurar la estabilidad»
Xabier Agote vive entre la emoción de asistir a «un acontecimiento histórico a escala mundial» y los nervios «para que todo salga bien en un ... momento con el que he soñado toda mi vida». El viernes, a las cinco de la tarde, será la botadura en Pasaia de la réplica de la San Juan, la nao construida hoy con los mismos materiales y técnicas que la original del siglo XVI. «No habrá sustos como el que ocurrió en la Expo del 92 en Sevilla: nuestro barco llevará 50.000 kilos de piedras dentro para asegurar su estabilidad», dice el presidente de Albaola.
– ¿Cómo vive un momento tan esperado durante años?
– Hemos materializado un sueño que era una tarea gigantesca gracias a la labor de cientos de voluntarios y muchos trabajadores. La botadura del viernes es un día de celebración, un hito: es ahora mismo el barco más emblemático del mundo desde el punto de vista científico.
– ¿Cómo será la botadura? Hay quien recuerda momentos complicados en actos similares.
– Es algo que tenemos presente. Hay precedentes inquietantes. Uno, el Vasa de Estocolmo, primer galeón real de la monarquía sueca, que se hundió en el puerto el día de su botadura. Hoy es el museo más visitado de Escandinavia. Y en el caso de la Expo de Sevilla, en 1992, la nao Victoria se hundió porque los políticos obligaron a echar el barco al mar en la bajamar, por conveniencia de horarios, tuvo que hacerse sin lastre y se hundió. Aquí lo hacemos en pleamar ,y lastrado con 50.000 kilos de piedras, según el cálculo de nuestro ingeniero naval.
«La botadura de la nao es un hito: es el barco más emblemático del mundo, ahora mismo, desde el punto de vista científico»
«La costa vasca era como 'Cabo Cañaveral', el lugar donde se construían los barcos más avanzados del mundo en esa época»
«Me tomé este proyecto como una misión de vida, aunque es una hazaña colectiva. Tengo 61 años y el mar es mi vocación»
– ¿Cómo será la ceremonia?
– Tras un acto institucional en el interior la nao se echará al mar y un remolcador la llevará hasta la dársena industrial del puerto para que terminemos la construcción ahí. Ahora hay que hacer los mástiles y velas, en un plazo que calculamos de 18 meses. Ya tenemos los abetos del Valle de Salazar, de Irati, en donación, para hacer los mástiles, como desde Sakana nos dieron los robles. Todo el San Juan está hecho con madera navarra. Durante el proceso, a principios de primavera queremos que esté abierto al público y visitable por dentro en una ubicación cercana a la actual. En Albaola seguiremos haciendo los mástiles y las anclas: somos el único lugar del mundo donde las anclas serán construidas a la antigua, con los herreros. También haremos las velas y parte de las cuerdas, no todas, porque necesitamos en total cuatro kilómetros de cuerdas.
– Todo con respeto histórico.
– Vamos a replicar también los trajes de la época con un acuerdo con el Museo del Traje de Madrid, que está investigando ya. Con San Sebastian Gastronomika y el Basque Culinary Center trabajamos en recuperar las recetas y la comida de entonces.
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– ¿Se perfila ya la tripulación para cuando llegue la hora del viaje?
– Queremos formar una buena tripulación. Una parte será profesional, incluido el capitán, y el resto, voluntarios a los que tendremos que formar. Es lo que hizo el Hermione en su momento. La tripulación serán unas cuarenta personas. Yo también iré al frente de la investigación arqueológica. Será un viaje sin comodidades: suelo decir como ejemplo que no habrá papel higiénico.
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La nao San Juan ya asoma
– Hace cinco siglos no había mujeres en las tripulaciones, pero en este caso sí.
– Se abrirá a los voluntarios y viajarán los que se elijan. En anteriores expediciones de Albaola, como el patache que viajó a Galicia en verano, de manera espontánea, no buscada, la mitad de los tripulantes eran mujeres.
«Tras la botadura la nao será remolcada hasta la dársena industrial y en primavera será visitable cerca de la actual Albaola»
«El viaje a Canadá será con unos 40 tripulantes y los métodos antiguos. Luego la nao seguirá viajando o estará aquí como museo»
«En Albaola seguiremos construyendo. Vamos a rehabilitar el pesquero Ozentziyo y después espera otro gran proyecto»
– Se mantiene la idea de navegar a la antigua usanza.
– El barco estará desprovisto de motorización, y usaremos los instrumentos de la época, como el astrolabio o el reloj de arena. Pero también un GPS y lanchas de salvamento. En aquella época no tenían cartas de navegación: los marineros empezaban a trabajar con 8 años y en la edad adulta habían desarrollado un instinto como el de las palomas. No necesitaban más.
– ¿Hay fechas para el viaje a Canadá?
– Prefiero no hablar de fechas concretas, tal como nos enseña la experiencia. Pero me gustaría cruzar el Atlántico en 2027, a finales de primavera o principios de verano, que es cuando zarpaban las naos. El viaje durará en torno a dos meses, aunque siempre hay incógnitas, porque desde Galicia se da una bifurcación de vientos y según pille el momento eliges una ruta o la otra. El destino es Red Bay, santuario de la historia marítima vasca y mundial. Ahí se hundió el San Juan y hay un museo del ballenero vasco. Acompañeramos el viaje con un programa cultural en el País Vasco y en Canadá.
– ¿Qué ocurrirá con la nao después?
– La nao seguirá navegando, acudirá a festivales y cuando no viaje será un museo visitable en Pasaia. En Albaola seguiremos con otros proyectos: durante un año restauraremos el Ozentziyo, el último pesquero de Donostia, y después acometeremos otra ambiciosa construcción.
– Insiste en la importancia histórica de este momento.
– Sin falsas modestias podemos decir que los vascos fuimos los más avanzados en la historia de la navegación, con aquellas naves que viajaban a la pesca de la ballena y del bacalao. Los 'cohetes' de hace quinientos años se construían en la costa vasca, éramos como el Cabo Cañaveral de la Nasa de la época. Nuestro litoral son apenas cien kilómetros, pero aquí se construían aquellas naves que innovaron en la humanidad del momento. Mientras miles de vascos iban a cazar ballenas a Canadá, Noruega o Islandia, casi al mismo tiempo, Elcano estaba dando la vuelta al mundo, y Andrés de Urdaneta emprendía el tornaviaje.
– Ahí entra la nao San Juan.
– El San Juan es el mayor regalo que nos han hecho a los vascos. Recordemos que el pecio fue encontrado gracias a una documentación: el seguro que se había firmado en Burgos. La historiadora Selma Huxley localizó el documento y el lugar de naufragio, y el departamento de Arqueología Subacuática del Gobierno de Canadá decide en 1978 buscar el barco, que encalló en una zona muy resguardada, en aguas muy frías, y es por eso el pecio mejor conservado del mundo de un barco transoceánico del Renacimiento. La Unesco declaró Red Bay patrimonio de la humanidad por los restos de los balleneros vascos.
– Para usted es un proyecto especialmente personal.
– Fundé Albaola en 1997, pero fue en 1985, cuando el National Geographic publicó la noticia del descubrimiento del barco, cuando todo cambió. Tengo 61 años y un vínculo emocional muy fuerte con el muelle donostiarra, un hervidero que me atraía hasta que 'aseptizamos' toda esa zona y la convertimos en un parking de barcos. Me interesé por la historia marítima y me propuse reconstruir hoy ese barco. Aprendí el oficio en el Museo Marítimo de Maine, en Estados Unidos. Me lo tomo como una misión de vida. El reto no era construir el San Juan, sino Albaola, el contexto donde podemos construir ese y otros proyectos. Aquí hemos ido formando gente en carpintería de ribera, resucitado oficios como la herrería, la velería o la soguería. Ahora vamos a hacer anclas también. Hemos dado perspectiva a la historia. Si Irizar hace hoy en Gipuzkoa los mejores autobuses del mundo es porque hay una tradición que viene de la época en que hacíamos los mejores barcos.
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