Que vivan los perros verdes
Crítica 'Maite Larburu' ·
Maite Larburu
Maite Larburu comenzó su delicioso concierto del viernes con 'Gauean', un vestigio de su pasado en el dúo Neighbor. Sin embargo, la hernaniarra comparecía para ... presentar su debut en solitario, 'Hezurren azpian', uno de los mejores discos editados en el terruño durante 2019. De él extrajo '2daia1', no sin antes recordar que «todo es un viaje, incluso un concierto». Pues bien. El suyo fue un periplo apasionante lleno de carga telúrica, humor, pasajes de ensoñación y, sobre todo, letras y atmósferas sugerentes. Todo ello en una propuesta que bascula libérrimamente entre el folk, la música culta y el pop de vanguardia.
La artista hizo sonar su evocadora voz mientras alternaba el violín con la guitarra acústica y eléctrica. Lo hizo acompañada de Carlos Toroncher, cuyo clarinete bajo tiñó las melodías de un color muy peculiar, y de Beñat Iturrioz, atrincherado tras un set de percusión que incluía barreños, cubos y sartenes. El trío brilló en momentos como 'Kamareren egia', 'Ezin' o la arrebatadora 'Gona', con maravillosos textos trufados de misterio, juegos de palabras y hallazgos diversos.
En 'Igualak igual', una inédita de Harkaitz Cano, propuso un juego chamánico consistente en ahuyentar una palabra secreta. Y es que la música de Larburu tiene mucho de lúdico, como ese rockero 'Extrasistolea' que habla de cuando el latido del corazón hace 'txanda-pasa'. Tras el blues 'Hezurren azpian', sucumbió al «paripé» de los bises con otras dos canciones de Cano, presente en la sala: 'Katekorratzarena' y 'Berdin bihurtu ginen', «el himno de los perros verdes». «¡Ser perro verde es bueno!», reivindicó. Definitivamente instalada en Hernani tras vivir 13 años en Amsterdam, ella también milita en la cofradía de Mursego, Joseba Irazoki o Amorante, por citar sólo tres ejemplos cercanos de músicos audaces que huyen de la norma como de la peste. ¡Que vivan los canes verdes de la música!
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