La 'Victoria', una nao en almoneda
El Archivo de Sevilla recupera las escrituras de compra y venta de la embarcación de Elcano. El barco, que había sido requisado en 1518 por la Corona por 300.000 maravedís, fue adjudicado en subasta en 1523 por 96.875
Ser la primera nave que completó la vuelta al mundo no le valió de mucho a la 'Victoria'. Lejos de ser conservada ... como mudo testigo de la hazaña para las generaciones venideras, la nao con la que Juan Sebastián Elcano y su tripulación descubrieron «toda la redondeza del mundo» fue vendida en almoneda en las calles de Sevilla unos meses después de haber completado aquel viaje. Tanto las escrituras que dan fe de aquella subasta como otros documentos personales relacionados con los protagonistas de la expedición pueden verse en una exposición que permanecerá abierta hasta finales de marzo en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla.
La exposición, que se titula 'Firmaron de su mano Magalhâes y Elcano', se nutre de los ricos archivos sevillanos, depositarios de un legado documental sin parangón en torno a la época de las primeras navegaciones transoceánicas. Su comisario, el catedrático de Paleografía Manuel Romero Tallafigo, ha escogido 14 documentos relacionados con los protagonistas de la expedición. «He tratado de sacar a la luz algunas de las facetas menos conocidas, como por ejemplo los poderes que otorgó Elcano a dos de sus hermanos antes de la partida de las naves o el testamento en el que Magallanes repartió sus bienes entre su hermana y su mujer. También he seleccionado las escrituras originales en las que queda constancia de la adquisición y la posterior venta de la nao 'Victoria' a cargo de la Corona», explica.
La exposición
Lugar: Archivo Histórico Provincial de Sevilla. Calle Almirante Apodaca, número 4.
Título: 'Firmaron de su mano Magalhâes y Elcano'.
Fechas: Hasta el 31 de marzo. De lunes a viernes, de 9.00 a 14.00 h.
La 'Victoria' se llamaba en realidad 'Santa María' y perteneció antes de ser requisada para la conocida como Armada de la Especiería al vecino de Ondarroa Domingo de Apallua. «Un 23 de septiembre de 1518, en Sevilla, en un despacho notarial de la calle de las Gradas, Pedro de Arizmendi, vecino de Ondarroa, relataba cómo el rey se adueñó de la nao 'Victoria'», escribe el comisario en el catálogo de la exposición. «Pedro hablaba en nombre de su padre, Domingo de Apallua, y aseguraba que la nao, entonces nombrada 'Santa María', no la entregó voluntariamente, sino por la fuerza de la Casa de la Contratación 'para yr a descubrir las Yndias del Mar Oçéano, de la qual dicha armada son capitanes el comendador Fernando de Magallanes y el comendador Ruy Falero'. El precio impuesto por los oficiales reales fue de 800 ducados de oro. Se quejaban los dueños de haberles costado mucho más y que además perdían un flete comprometido para llevar y traer mercancías de Sevilla a Londres».
La 'Victoria' no fue la única nave de la expedición que pasó a manos de la Corona por la vía de la requisa. El historiador Daniel Zulaika cuenta en su libro 'Elcano, los vascos y la primera vuelta al mundo' que el propietario de la 'San Antonio', el más grande de los cinco barcos de la flota, «declaraba que, también en contra de su voluntad, los oficiales de la Casa de Contratación habían embargado su nao con destino a la armada de Magallanes por 880 ducados». Tanto la 'Victoria' como la 'San Antonio' y la 'Trinidad', puntualiza Zulaika, procedían de Bizkaia.
Adquirida por un mercader genovés, se hundió a la vuelta de su segundo viaje a Santo Domingo
La 'Victoria' fue la única de las cinco naves que sobrevivió a la expedición y la primera de la historia en completar la vuelta al mundo. La singularidad de la gesta hizo que algunas figuras influyentes de la época levantasen su voz para solicitar que se conservase en recuerdo del viaje: Francisco López de Gómara, cronista de la conquista de México, recomendó que «se deviera guardar en las ataraçanas de Sevilla por memoria». Sin embargo, la avidez de las arcas reales se impuso a cualquier otra consideración y la 'Victoria' fue puesta en almoneda. Romero Tallafigo lo cuenta así en el catálogo de la exposición: «Tres meses después de la llegada de Elcano a Sevilla, en Valladolid a 20 de diciembre de 1522 el rey por una real cédula mandaba a los jueces de la Casa de la Contratación de Sevilla vender 'la nao Vitoria que agora vino cargada de clauo de la Espeçiería, de que vino por capitán Juanes Sauastián de Elcano'. Carlos I -añade el comisario- no colocaba a la 'Victoria' en una constelación del cielo al modo de los griegos con la 'Argos', la nao de Jasón, sino que la soltaba a la voracidad de sus tesoreros reales. El precio marcado, el 'que más por ella diere'».
Maltrecho estado
La 'Victoria' había llegado a Sevilla en maltrecho estado después de haber dado la vuelta al mundo. El testimonio de su grumete revelaba que cuando partió de Timor con rumbo a España su casco hacía agua hasta el punto de que era necesario activar «la bomba (de achique) doce veces de día y doce veces de noche».
Es de suponer que las penalidades que tuvo que soportar en los siete meses de singladura hasta llegar a la península no mejoraron su estado. Eso explicaría que no tuviese muchas 'novias' cuando salió a subasta. Romero Tallafigo cuenta así el episodio: «Dos pregoneros del concejo sevillano, en la calle de las Gradas, en 'alta y viva voz' ante mucha gente, por siete días invitaron a los vecinos y estantes de Sevilla a pujar en la subasta de la nao 'Victoria'. Un jueves 26 de febrero de 1523 se remató por fin a 285 ducados de oro por Fernando de Zuazo, factor del mercader genovés Esteban Centurión. La 'Victoria', a pesar de su proeza, se depreciaba casi un 65%: de 800 ducados pasó a 285, de los equivalentes 300.000 maravedís a 96.875, que fueron pagados por Sancho Monasterio y Juan de Alçola, banqueros de Sevilla, en presencia del contador de la Casa de Contratación, el vasco Domingo de Ochandiano. El pregón que finalizó la almoneda deseó al comprador «que buena prole fiziese». Se sabe que en 1525 la hija y heredera de Centurión arrendó la 'Victoria' a unos merchantes para cargarla a la Isla Española (Santo Domingo)». La nave no tuvo un final feliz. «En el segundo viaje que hizo a Santo Domingo se hundió a la vuelta, muriendo todos sus tripulantes», relata en su libro Daniel Zulaika.
La 'Victoria' terminó así sus días en el fondo del Atlántico. Queda para los más curiosos equiparar las cantidades que se abonaron por ella con las monedas actuales. Un estudioso como Tomás Mazón, autor de la web 'rutaelcano.com', se inclina por equiparar euros y maravedís: «Me guío por el ratio de los sueldos de la época. Si un capitán percibía unos 4.000 maravedís mensuales, un piloto 3.000 y un marinero 1.500, no es descabellado pensar que el maravedí del siglo XVI equivalía a 1 ó 1,5 euros de hoy día».
Del testamento de Magallanes a los poderes de Elcano
La exposición 'Firmaron de su mano Magalhâes y Elcano' ofrece la oportunidad de contemplar por primera vez el testamento que el primero realizó antes de la partida de la expedición después de haber sido restaurado. El fragmento en el que se recogen las últimas voluntades del portugués, que repartió su legado entre su hermana Isabel y su esposa Beatriz, ha sido recuperado por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico «bajo el principio de conservación material y recuperación integral de la obra, pero respetando su autenticidad a través de una actuación mínima en cuanto a su reintegración material y cromática».
En la muestra se puede ver también el poder que realizó Elcano ante el escribano Gómez Álvarez de Aguilera en favor de dos de sus hermanos, Sebastián y Domingo, antes de que zarpase la flota. A Domingo, sacerdote de la iglesia de la Magdalena de Getaria, le encomendó años después la custodia de sus dos hijos naturales cuando realizó testamento poco antes de morir en medio del Pacífico en la fallida expedición de Loaysa.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión