Variaciones sobre un busto de Oteiza desaparecido
Arte ·
Iñaki Garmendia expone en el Museo de Alzuza un proyecto artístico en torno a la 'cabeza' que el artista de Orio realizó de su amigo, el pintor José Sarriegi¿Una irreverencia? «Podría ser, sí», admite el artista Iñaki Garmendia (Ordizia, 1972) respecto a su exposición 'Faux départ. Cabeza borradora' que estos días y ... hasta el próximo mes de abril se puede contemplar en el Museo Oteiza de Alzuza. Un busto de su amigo José Sarriegi realizado por el artista oriotarra en el verano de 1934 sirve a Garmendia como 'MacGuffin' para poner en el centro de su proyecto creativo algunos aspectos sobre los que lleva trabajando más de una década. «Toda la exposición está atravesada con una intención de rebajar toda la solemnidad en torno al trabajo de Oteiza, sin perderle en ningún momento el respeto y la admiración», asegura el artista ordiziarra, sobrino nieto de Sarriegi. «Ha sido una influencia muy importante para todos los artistas actuales, pero precisamente para que siga funcionando a ese nivel y los artistas jóvenes se interesen por su trabajo, hay que empezar a quitarle solemnidad. Hay que entrar en su obra desde otro sitio y 'Faux départ' tiene mucho de eso».
Una 'desolemnización' que está ya en el origen del busto, que desapareció del taller de Sarriegi sin dejar rastro y del que sólo quedan cuatro fotografías de Nicolás de Lekuona y una quinta anónima que se utilizó para el catálogo de la exposición de artistas noveles que acogió el antiguo Kursaal donostiarra en 1934, con obras de Narkis Balenciaga y los propios Oteiza y Lekuona. En una de esas fotografías se comprueba que aquel grupo de jóvenes artistas llamados a acometer la renovación del arte vasco ya utilizaban la escultura como asiento improvisado en el que reposar sus nalgas.
Varios dibujos –axonometrías de la cabeza original realizadas a partir de su reproducción fotográfica que ya se pudieron ver en 2013 en la exposición 'Proceso y método' del Guggenheim–, y aproximaciones escultóricas en torno al busto conforman una muestra en cuya sala de exposiciones del museo navarra acoge también la vídeoinstalación de tres canales 'HEAD', grabada el pasado verano por los dieciséis integrantes de la quinta edición de JAI-Instituto de Prácticas Artísticas.
De la pieza original, de unos cien kilos de peso, no queda nada: ni bocetos, ni planos, ni textos, ni la certeza de dónde o cómo acabó. Sólo esas fotografías y su inclusión en el Catálogo Razonado de Jorge Oteiza. A partir de ese escueto material, Garmendia ha realizado un busto, «se supone que a escala 1:1 en diferentes mezclas de hormigón» ya que ha jugado más con el concepto de 'recrear' o 'reinterpretar' que con el de 'replicar'.
'Desacralización' de Oteiza
A partir de esas cuatro fotografías tomadas desde ángulos diferentes, Garmendia renderiza la forma de la escultura y realiza unos modelos en 3D. El Guggenheim acogió en su exposición 'Proceso y método' (2013-2014) parte de ese trabajo del artista. Y como parte de esa 'desacralización' de la obra de Oteiza, «lo que expongo en Alzuza es un modelo incompleto del busto en un proyecto de convertirlo en una estufa. Está vaciado por dentro, con un orificio de entrada y otro de salida para el tiro. Es un intento fallido de darle un uso utilitario. Me parecía bonito porque a la vuelta de la exposición lo utilizan de reposaculos» ya que su altura invita a sentarte encima.
Del busto de Sarriegi sólo se conservan las cuatro fotos que hizo Nicolás de Lekuona, más una quinta sin autor conocido
Lo que no tiene Garmendia, porque no le interesa, es ni una hipótesis sobre en qué circunstancias desapareció el busto, ni una teoría sobre obra original y copia. «No es un cuento moral y menos en esa dirección. Estamos en el Siglo XXI, no le doy una importancia especial al original», asegura el artista.
El espacio central de la sala de exposiciones del museo ha sufrido una «transformación, sutil en cuanto a que la he oscurecido, lo cual altera la percepción espacial». Ahí se sitúa la pieza central de la muestra en la que Garmendia ha trabajado durante el último año:«Un audiovisual de tres canales que ocupa quince metros de una de las paredes. El material lo grabé en Alzuza durante una semana de verano con un grupo de dieciséis personas. Rodamos tres escenas que son tres recreaciones en las que el busto funciona como un trasunto o como 'McGuffin'».
La obra desapareció en el taller del pintor ordiziarra tras ser expuesta en 1934 en la muestra de artistas noveles del Kursaal
En cuanto al título de la exposición, 'Faux départ', «es un tecnicismo en el deporte de competición, que significa 'salida nula', y además, en otra acepción menos conocida, se refiere a una investigación en la que llegas a un punto en el que no hay pruebas suficientes y te ves obligado a volver atrás para coger otra línea de investigación», explica.
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