El último vuelo de Iker Murillo
Despedida. El pasaitarra y su marido emocionaron a un Victoria Eugenia lleno en su adiós a los escenarios
Nunca es sencillo bajarse de los escenarios después de toda una vida dedicado a bailar en los principales teatros del mundo. La decisión estaba tomada hace tres años, pero el bailarín propone y la pandemia dispone. Por fín anoche Iker Murillo pudo despedirse de las tablas de la mejor manera posible: en casa, bailando junto a su marido, Vitali Safronkine, acompañado de artistas y amigos de la talla del pianista Josu Okiñena, la soprano Ainhoa Arteta y la actriz Aizpea Goenaga, y arropado por sus familiares y seres queridos. Porque la velada de ayer fue, sobre todo, una fiesta de familia y de amigos para celebrar la extraordinaria carrera artística del pasaitarra, cuyos éxitos le encumbraron a la máxima categoría del Ballet de Zúrich y fueron reconocidos con el Premio Revelación de Gipuzkoa 2008. La expectación era máxima y las entradas se agotaron hace semanas.
Bajo el título 'Hegalak. Notas vascas para piano y danza', Josu Okiñena confeccionó un programa con música de compositores vascos que tuvieron que abandonar su tierra para triunfar. Las alas ('hegalak') simbolizaban la ligereza del movimiento en el aire, pero también la capacidad de echar a volar para cumplir los sueños. Con el desarraigo como denominador común, tristeza, orgullo, pasión y alegría se conjugaron a la perfección en este recorrido, que alternó momentos de interpretación pianística con escenas de fusión entre la danza y la música. En un alarde de generosidad, el pianista donostiarra cedió gran parte del protagonismo a los bailarines Murillo y Safronkine, quienes bailaron cinco evocadoras coreografías de corte neoclásico del ruso. Ainhoa Arteta se sumó a la fiesta con tres canciones, siendo el hilo conductor la voz de Aizpea Goenaga en las labores de narradora de los textos escritos por Arantxa Díaz Urbieta.
Ramo para la ama
Pasaia quiso estar presente en la retirada de sus ilustres vecinos. La alcaldesa Izaskun Gómez y la edil Lore Suárez acudieron a la cita, en la que Joxean Muñoz representó al Gobierno Vasco. El ambiente festivo fue 'in crescendo' hasta la emocionante salva de diez minutos de aplausos. Con lágrimas en los ojos, Murillo bajó al patio de butacas para entregar el ramo de flores a su madre, Nati Badiola, y fundirse en un abrazo. El colofón vino de la mano de una decena de alumnos del pasaitarra y su marido, que junto a sus amigos Iurre Aranburu y Aiert Beobide, interpretaron un 'agurra', antes de que se bajase por última vez el telón para Iker Murillo y Vitali Safronkine. A partir de ahora, ambos se concentrarán en su faceta de docentes en Studio 24 de Pasaia.
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