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«Hemos disfrutado de mucha flexibilidad a la hora de manejar los guiones», agradece el actor granadino. TVE
«En 'Traición' la comedia no está forzada»

«En 'Traición' la comedia no está forzada»

Antonio Velázquez es Carlos Santos, un abogado idealista que lucha por sobrevivir a las intrigas de su familia política en la serie de TVE. «Viven una realidad que no es la nuestra», dice

MIGUEL ÁNGEL ALFONSO

Martes, 19 de diciembre 2017, 08:00

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Antonio Velázquez (Granada, 1981) está a punto de cerrar uno de los mejores años de su carrera como actor. Además de viajar a los años 30 con 'Las Chicas del Cable' (Netflix) y convertirse en un soldado medieval en la Santiago de Compostela de 'El Final del Camino' (TVE), ahora es Carlos Santos, un abogado de prestigio «que se sale de la norma» y que tendrá que moverse en la jaula de tiburones de 'Traición', el drama familiar de la cadena pública (esta noche, a partir de las 22.30 horas).

- Usted es el bueno, o el menos malo de todos.

- Carlos es el que va hilando todas esas piezas que tenían sueltas los guionistas. Es el que arma el puzle para que el espectador entienda la información. Cuando terminé de rodar la segunda temporada de 'Las Chicas del Cable', Ramón Campos (el productor) me dijo que tenía planes para mí y me gustó mucho la idea. Venía de una serie de acción con espadas y caballos, 'El Final del Camino', y de repente me planteaban una serie donde no había nada de acción, donde todo el bagaje del producto es el guion y los actores.

- ¿Aquí les dejan jugar con el guion?

- En 'Las Chicas del Cable', ambientada en los años 30, no tenemos tanta libertad, no podemos soltar un 'ok' o un taco, pero aquí sí, y le da mucha riqueza. Hemos tenido mucha flexibilidad a la hora de manejar los guiones. Y eso es muy divertido, porque suceden cosas en escena muy chulas.

- En esta serie el nivel de maldad va un paso más allá.

- Respecto al poder que vemos continuamente en las noticias, esa gente poderosa que vive una realidad que no es la nuestra, estas son personas que están muy apretadas, con mucha maldad. Aquí la comedia no está forzada, no es una 'sitcom', pero puede llegar a hacer gracia por las burradas que pasan. Eso no es habitual en la programación de TVE, por eso ha arriesgado mucho apostando por 'Traición'.

- ¿Existen estos personajes en la vida real?

- Están 100% ficcionados, solo existen en la cabeza de los guionistas. Entiendo que se habrán inspirado en una historia real, habrán fusilado algo. Carlos Santos, mi personaje, es un chaval humilde, de barrio; se ha criado entre billares con sus litronas. Su madre tenía el sueño de que estudiase Derecho y decidió cumplirlo, incluso se convirtió en un abogado de prestigio aunque algo atípico, con su chupa de cuero y sus botas. Se sale de la norma.

Peso en la mochila

- Tiene ética, pero se deja comprar.

- Cuando entran en juego herencias, dinero, poder..., Carlos no puede decir que no. Discutí con el director si mi personaje, tan moral como es, debería aceptar el cheque o no. Yo decía que no, pero lo tuve que aceptar. Lo bueno de esta serie es que nada es lo que parece, los personajes llevan un gran peso en la mochila.

- ¿Cómo se lo preparó?

- Estuve trabajando con un bufete de abogados y me sorprendió mucho la actitud de los letrados frente al juez, estaban como asustados. En las películas, sin embargo, les vemos discutir. Ellos dicen que ninguna serie ni película refleja bien su trabajo.

- ¿Qué tal con Ana Belén?

- Maravilloso, es un amor. Además, mi personaje se lleva fatal con ella y mirarla mal me costaba. Ella me dijo 'no te preocupes, que ya me encargaré yo de que no lo pases mal' (risas).

- ¿Está de moda o tiene usted un buen representante?

- Es verdad que, visto desde fuera, parece que estoy en muchas series y producciones, pero tampoco es tan bonito. Es cierto que voy a cerrar un buen año, con 'Las Chicas del Cable', 'El Final del Camino' y 'Traición'. En este país trabajamos el 8% y se me abren las carnes de pensarlo... Igual tengo una representante maravillosa.

- ¿Le gustaría probar suerte en Hollywood?

- Lo he barajado, pero mal. Mi inglés es pésimo... Si ya me ha costado quitarme el acento de Granada para interpretar a personajes madrileños, imagínate a uno estadounidense (risas).

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