Lo de los gatos de Netflix

'A los gatos ni tocarlos' aprovecha un caso real sobre un joven asesino obsesionado con la celebridad por internet para colocarnos en un espejo y preguntarnos como sociedad, como internautas que ayudamos a elevar a los altares y descender a los infiernos a personas y causas con los likes o nuestro desdén. Y nos plantea cuánta parte de culpa tenemos nosotros en que sucedan algunos fenómenos.

Son precisamente dos usuarios activos de la red, Deanna Thompson y John Green, los que sirven de punto de partida de un relato que en todo momento nos hace dudar por lo increíble que resulta. Ambos -cada uno en su casa, a miles de kilómetros entre sí- quedaron escandalizados en 2010 con un vídeo viral en el que podía verse a un hombre colocando dos gatos pequeños en una bolsa y asfixiándolos hasta la muerte con una aspiradora. El documento indignó a una comunidad suficientemente grande como para que se crease un movimiento con el fin de identificar al autor. A partir de ahí comienza una persecución exhaustiva, basándose en todo tipo de huellas digitales (localizaciones, perfiles, fotos), que les conducirá a acontecimientos todavía más estremecedores. Y a un sujeto, Luka Magnotta, con un premeditado plan para conseguir una atención que de otros modos se le habría negado. Si por algo destaca esta obra es por el manejo que tiene de los tiempos, el ritmo que consigue imprimir en todo el relato, como si fuese un thriller, con todos los elementos que acompañan a este género, en el que un grupo de personas se empeñan en atrapar a un criminal experto en escaparse. Aunque lo que cuenta, el material que maneja, es real y eso siempre te hace recelar de este tipo de montajes en los que Netflix, sin duda, es experta. Nadie compone mejor estas historias a las que no les falta giros de guion, 'cliffhangers' y otros recursos propios de cualquier ficción. Lo que sea por no perder la atención de nadie.