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Iagoba, camino de Euskadi tras participar en El Conquis. ETB

Las trampas de un concursante de El Conquis camino de Euskadi: «Tenía mucha hambre y no estaba comiendo...»

El donostiarra Iagoba, que tuvo que decir adiós al reality de aventuras por una lesión en el pie, reconoció las trampas que había cometido en La Patagonia

I.G.

San Sebastián

Miércoles, 13 de marzo 2024, 11:12

La lógica de El Conquis no engaña. El reality de aventuras que presentan Patxi Alonso y Lur Errekondo pone a los concursantes al límite, y estos acaban tirando de la picaresca para conseguir llevarse algo a la boca. Cuestión de supervivencia, sobre todo si tu propio equipo no da la talla en las pruebas de inmunidad y acaba desterrado al campamento pobre o al muy pobre… No fue el caso de Iagoba, concursante donostiarra que disfrutó de las comodidades del campamento rico en hasta cinco ocasiones. Sin embargo, no por ello dejó de pasar hambre, lo que le llevó a romper varias de las normas de El Conquistador del fin del mundo. A su cuenta y riesgo.

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Una vez confirmada su lesión en un pie, el concursante del equipo Puma no tuvo más remedio que abandonar El Conquis. Y aprovechó la ocasión para reconocer un secreto a voces en el reality de aventuras que tiene lugar en la Patagonia: algunos concursantes se buscan la vida y no dudan en hacer trampas para mejorar su situación personal y, por consiguiente, aumentar sus opciones de triunfo. «Creo que he sido el primer tramposo de esta edición. Tenía mucha hambre, al final no estaba comiendo y pensaba 'Yo tengo que conseguir comida de algún lado'», reconocía el propio Jagoba, camino de vuelta a Euskadi.

El participante de San Sebastián en El Conquis explicó detalladamente cuáles fueron sus artimañas a lo largo del concurso. «Comenzamos a investigar por la zona con el fin de poner trampas de conejos. Y a lo lejos vi una casa. Empecé a andar junto a Txarku -unos jabatos- y crucé el río, que era uno de los límites que teníamos. Allí nos encontramos con una caseta totalmente vacía. No me lo puedo creer, dije, venir aquí para nada. Y vi un silo, donde había maíz. Allí abrí una tapa y vi un reloj con cuatro pilas, y pensé: para hacer fuego», desvelaba.

Las trampas de Iagoba en El Conquis

Sea como fuere, el botín que se llevaron no fue baladí, ya que pudieron disfrutar de un extra de comida más que interesante. «Nos llevamos varios kilos, y la producción de El Conquistador del fin del mundo se pensaba que estábamos comiendo los frutos secos que nos dieron: era maíz que habíamos cocinado. Y el fuego fuimos a hacerlo pero queríamos que nos vieran vieran hacer fuego real, que lo intentamos y casi nos sale. Y si hubiéramos ido al campamento pobre le hubiéramos dado a las pilas… ».

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