Los efectos secundarios de El Conquistador de RTVE en la valenciana Mireia

El Conquistador de RTVE no perdona. Dos meses en pleno Parque Nacional de los Haitises de la República Dominicana dan mucho de sí. Y es que los concursantes no solo han de hacer frente a exigentes desafíos físicos y emocionales (convivencia aparte), sino que también han de saber adaptarse a un entorno nada amigable, extremadamente hostil, con todo tipo de insectos… y un calor ambiental sofocante. Y si a eso se le suma que a duras penas cuentan con un saco de latas de conserva y algo de agua… el reto se antoja de lo más extremo.

Buena cuenta de ello dio Mireia, la valenciana de 36 años que entró en el concurso con una pierna ortopédica. Su estancia tuvo claroscuros, pero en su despedida Julian Iantzi y Raquel Sánchez Silva no dejaron pasar la ocasión de resaltar su fortaleza mental, incidiendo especialmente en que se había convertido en todo un ejemplo de superación en pleno reality de aventuras. Ella asintió y se mostró más que satisfecha por todo lo conseguido.

Otra cuestión bien diferente es el efecto que produjeron los dos meses de aventura en su cuerpo, repleto de picaduras de insectos Sin olvidar las consecuencias de haber tenido que asearse en en el agua salada del mar. «Ostia, mira que el otro día en la webcam me miré y no sabía que tenía tantos granos. Y es que se me deformó la cara y todo», se sorprendía observándose en el espejo y recordando el incesante acoso de los mosquitos.

La vuelta a la realidad fue impactante para la integrante del equipo Atabey, sobre todo por rasgos físicos que distaban mucho de la realidad que ella recordaba. «¡Madre mía! Y estos pelos…¿pero así me está viendo España?», se preguntaba, al mismo tiempo que se lamentaba por su estado físico: «Buah, chaval, me he quedado sin músculos».

Con todo, lo que peor llevaba era el olor tan potente que desprendía su pelo. «Es que metí la cabeza en la prueba del cerdo, y por mucho que me haya intentado peinar… Confío en que alguna peluquera me arregle esto - aducía impactada por el cambio-. Mira, es súper áspero, del mar. Madre mía, esto es imposible peinarlo. Es que huelo fatal. Lavo la ropa 20.000 veces, me he lavado el pelo y me lo desenredado con las manos y con ramas…y no me quito el olor a cerdo», se quejaba, impotente.

Eso sí, al final de su simpático balance de daños lanzaba un mensaje al aire en busca de una solución para su pelo. «El mejor peluquero de España… si salva esto hace milagros porque no puede estar más áspero, me las voy a ver y desear», concluía.

Temas

• El Conquistador